Un Ciclo Lectivo de Aventuras
En un bosque mágico donde cada árbol representaba un mes del año, vivían diversos animales que se preparaban para un ciclo lectivo lleno de aventuras y aprendizajes. Cada diciembre, el búho sabio, Don Tito, convocaba a todos para planificar el nuevo año escolar.
"¡Atención, amigos del bosque!" - dijo Don Tito con su profunda voz. "Hoy comenzamos a organizar nuestro ciclo lectivo. Cada uno de ustedes representará un mes. ¿Quién se atreve a comenzar?"
El primero en levantarse fue el pequeño canguro, Kiki, que siempre quería dar saltos y aventuras.
"¡Yo quiero ser enero! Es momento de empezar algo nuevo. Voy a proponer un gran juego de presentación para todos. ¡Será genial!"
Todos aplaudieron, emocionados por el plan de Kiki. En enero, jugaron a conocerse mejor. Cada animal debía contar una historia sobre sí mismo mientras saltaba. Así, los habitantes del bosque se hicieron buenos amigos.
Cuando llegó febrero, era el turno de la tortuga Tula.
"Yo soy febrero, y quiero que aprendamos sobre paciencia y tranquilidad.
Vamos a organizar una carrera de lentos, donde el que llegue al final será el verdadero ganador."
Los animales se reían y aceptaban el reto. La carrera fue emocionante y todos aprendieron que a veces, avanzar despacio puede ser más provechoso.
Marzo llegó de la mano del patito Lucas, que tenía muchas ganas de practicar el arte del cuac.
"Soy marzo, y propongo hacer una obra de teatro sobre los valores de la amistad y la solidaridad."
Así, se grupo en el claro del bosque y comenzaron a ensayar, aprendiendo a trabajar en equipo.
En abril, la ardilla Pepa propuso algo diferente.
"¡Soy abril, y quiero aprender sobre la naturaleza! Vamos a recolectar semillas y plantarlas en el campo. Podremos ver cómo crecen!"
Los animales se pusieron manos a la obra y pronto el bosque fue un lugar más colorido y lleno de vida.
Mayo estaba a cargo de la joven cierva, Lía, quien era muy curiosa.
"Soy mayo, y me encantaría que organizáramos una fiesta del conocimiento donde cada uno comparta algo nuevo que ha aprendido."
Fue todo un éxito, cada animal presentó algo creativo, desde fórmulas matemáticas hasta recetas especiales, y todos aprendieron algo nuevo.
Ya se acercaba junio y era turno del oso Bruno.
"Soy junio y quiero hablar sobre las emociones. ¿Qué les parece si hacemos un mural donde pongamos nuestras emociones del día?"
El mural se convirtió en un bello reflejo de la vida en el bosque, lleno de colores y sentimientos.
Julio llegó helado, ya que el invierno había cubierto el bosque de nieve. La ardilla Pepa sugirió una actividad calentita.
"¡Soy julio, hagamos una tarde de cuentos junto al fuego! Cada uno compartirá su cuento favorito."
Los animales se acurrucaron junto a la fogata y contaron historias de aventuras y sueños.
Llegando agosto, la guacamaya Raquel quiso hablar de la diversidad.
"Soy agosto y quiero que celebremos nuestros rasgos únicos. Organicemos una pasarela de talentos y mostremos lo que sabemos hacer."
Todos se divirtieron mostrando sus habilidades, y así aprendieron que en la diversidad está la riqueza del bosque.
Septiembre trajo un aire de cambio con el zorro Tino, quien propuso.
"Soy septiembre y quiero darles algo a cambio de todo lo que aprendimos. ¡Hagamos un día de servicio a la comunidad!"
Todos se pusieron manos a la obra, ayudando a otros animales del bosque, y se sintieron felices al ver cómo su ayuda hacía una diferencia.
En octubre, el jabalí Oscar quería dar un giro divertido.
"¡Soy octubre! Es mes de Halloween y hagamos una búsqueda del tesoro, donde tengamos que resolver pistas."
El bosquecillo se llenó de risas mientras seguían las pistas y descubrían sorpresas escondidas.
Con noviembre, el tiempo de la reflexión llegó de la mano de la lechuza Álvaro.
"Soy noviembre y quiero que hablemos sobre nuestros sueños y metas para el próximo año. Así, sabremos a dónde queremos ir juntos."
Finalmente, diciembre se acercaba y Don Tito se preparaba para cerrar el ciclo.
"¡Qué año hemos tenido! Quiero que cada uno comparta lo que más le gustó y lo que aprendió. Estos meses han sido increíbles. La amistad y el aprendizaje no tienen fin."
Todos compartieron risas, historias y emociones. El ciclo lectivo había terminado, pero los recuerdos y el aprendizaje seguirían acompañándolos siempre.
"¡Nos volvemos a reunir el próximo diciembre!" - exclamó Kiki emocionado.
Y así, el Bosque de las Estaciones se llenó de felicidad, sueños y un largo camino por recorrer en el siguiente ciclo lectivo que los esperaba.
FIN.