Un Concurso Especial


Había una vez, en un pequeño pueblo llamado Villa Feliz, tres amigos llamados Marcos, Juan y Valentina. Estaban muy emocionados porque se acercaba la Navidad, una época llena de alegría y magia. Marcos era el más aventurero del grupo.

Siempre estaba buscando nuevas experiencias y aventuras para vivir. Juan, por otro lado, era el más creativo. Le encantaba dibujar y pintar todo lo que veía a su alrededor.

Y Valentina era la más curiosa de los tres. Siempre tenía muchas preguntas sobre todo lo que ocurría a su alrededor.

Un día, mientras caminaban por el mercado navideño del pueblo, vieron un anuncio que decía: "¡Participa en el concurso de decoración navideña! El ganador recibirá un premio especial".

Los ojos de Marcos se iluminaron de emoción mientras le contaba a sus amigos sobre la idea que se le había ocurrido: "¡Deberíamos formar un equipo para participar en el concurso! Podríamos crear la decoración más increíble de todas". Juan asintió emocionado: "¡Me encantaría hacer eso! Podemos usar mis habilidades artísticas para crear adornos únicos y hermosos". Valentina sonrió radiante: "Y yo puedo investigar las mejores ideas para hacer nuestra decoración aún más especial".

Los tres amigos pasaron días planeando y trabajando juntos en su proyecto navideño. Recopilaron materiales reciclables como botellas de plástico, cartones y papel colorido para crear sus adornos.

Una noche antes del concurso, mientras terminaban los últimos detalles de su decoración, un fuerte viento sopló y arruinó todo su trabajo. Los tres amigos se quedaron desanimados y tristes. Marcos suspiró: "¡Es una lástima! Trabajamos tan duro para esto".

Juan miró a sus amigos con determinación en los ojos: "No podemos rendirnos ahora. Aún tenemos tiempo para arreglarlo". Valentina asintió: "Tienes razón, Juan.

¡Vamos a dar lo mejor de nosotros!"Los tres amigos se pusieron manos a la obra y trabajaron toda la noche para reparar y mejorar su decoración navideña. Al día siguiente, llegó el momento del concurso. Había muchas otras personas con hermosas decoraciones también. Pero cuando fue el turno de Marcos, Juan y Valentina de presentar su creación, todos quedaron sorprendidos.

La decoración que habían creado era única y espectacular. Habían utilizado las botellas de plástico para hacer árboles brillantes llenos de luces parpadeantes. Los cartones habían sido transformados en renos saltadores que parecían estar vivos.

Y el papel colorido había sido convertido en copos de nieve gigantes que flotaban en el aire. El jurado quedó impresionado por la creatividad y originalidad del equipo formado por Marcos, Juan y Valentina. Les otorgaron el primer premio del concurso.

Los tres amigos saltaron de alegría al recibir su premio especial: un viaje a la fábrica de juguetes más grande del mundo.

En ese momento, supieron que no importaba cuántas veces las cosas no salieran como esperaban; siempre podían encontrar una solución si trabajaban juntos y nunca se rendían.

Y así, Marcos, Juan y Valentina aprendieron que la verdadera magia de la Navidad no está en los regalos o en las decoraciones, sino en el amor y la unión de las personas que comparten momentos especiales juntas. Y esa fue su mejor lección navideña.

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