Un cuento de amistad y transformación


Había una vez, en un pequeño pueblo de Argentina, una niña llamada Caperucita. Era una niña muy curiosa y aventurera, siempre listo para descubrir cosas nuevas.

Un día soleado, su mamá le pidió que llevara una canasta de comida a su abuela que vivía al otro lado del bosque. Caperucita se puso su capa roja favorita y salió emocionada hacia el bosque. Mientras caminaba por el sendero, se encontró con un lobo amigable.

"¡Hola Caperucita! ¿A dónde vas tan temprano?"- preguntó el lobo con una sonrisa. "¡Hola señor Lobo! Voy a visitar a mi abuelita. Le llevo comida porque está enfermita"- respondió Caperucita con entusiasmo.

El lobo se preocupó por la abuela de Caperucita y decidió ayudarla. Con su astucia, corrió rápidamente hacia la casa de la abuela antes que Caperucita. Una vez allí, tocó la puerta y cuando la abuela abrió, le explicó todo lo que estaba pasando.

"Señora Abuela, tengo una idea para hacerle sentir mejor. ¡Voy a buscar algo especial!"- exclamó el lobo mientras desaparecía en el bosque. Mientras tanto, Caperucita llegaba a casa de su abuelita sin saber lo ocurrido.

Al entrar vio algo extraño: la puerta estaba entreabierta y había rastros de pelo gris tirados por todos lados. "Abuelita querida ¿estás bien?"- preguntó Caperucita preocupada. Entonces, la abuela salió de su habitación con una sonrisa en el rostro.

"¡Caperucita! ¡Qué alegría verte! Estoy bien, no te preocupes. Pero espera a ver lo que me trajo el lobo"- dijo la abuela emocionada. Justo en ese momento, el lobo regresó alzando un jabón mágico en sus manos.

"Este jabón está hecho de plantas especiales del bosque y tiene poderes curativos. Si tu abuelita se baña con él, pronto se sentirá mejor"- explicó el lobo con entusiasmo. Caperucita y su abuela quedaron asombradas por la generosidad del lobo.

Sin perder tiempo, la abuela fue a tomar un baño mientras Caperucita y el lobo preparaban una rica merienda para celebrar su recuperación. Después del baño, la abuelita se sintió mucho mejor y todos disfrutaron de una tarde maravillosa juntos.

El sol comenzaba a ponerse cuando Caperucita miró por la ventana y vio un hermoso resplandor en el cielo: era la luna brillando intensamente. "Miren qué bonita es esa luna. Me hace sentir tan feliz"- dijo Caperucita emocionada.

El lobo sonrió y le explicó que cada noche, la luna nos recuerda que siempre hay esperanza incluso en los momentos más oscuros.

Y así, entre risas y cuentos compartidos, terminó esta mágica aventura de amistad y cuidado entre Caperucita Roja, su abuelita, el lobo amigable y la luna. Desde aquel día, Caperucita aprendió que siempre debemos estar dispuestos a ayudar a los demás y que la amistad puede surgir en los lugares más inesperados.

Y cada vez que veía la luna brillando en el cielo, recordaba el poder de la generosidad y el amor.

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