Un cuento de la guerra de 1939
Había una vez, en un pequeño pueblo situado en la región montañosa de Argentina, una niña llamada Valentina.
La Segunda Guerra Mundial estaba en pleno apogeo y aunque su país estaba lejos de la batalla, las noticias de la guerra llenaban de temor a todos. Valentina vivía con su abuela, quien le contaba historias de valentía y determinación para infundirle esperanza en tiempos tan difíciles. Un día, cuando Valentina jugaba en el bosque, encontró un cofre antiguo entre los árboles.
Al abrirlo, descubrió un mapa que parecía llevar a un tesoro escondido. Decidida a descubrirlo, la valiente niña emprendió un viaje hacia lo desconocido.
- Abuelita, encontré un mapa que nos llevará a un tesoro oculto, ¡vamos a buscarlo juntas! - exclamó Valentina emocionada. Las dos se adentraron en la aventura, enfrentando desafíos y superando obstáculos. Durante su viaje, encontraron a personas que necesitaban ayuda, y Valentina y su abuela nunca dudaron en brindar apoyo, demostrando una generosidad sin límites.
Finalmente, llegaron a una cueva en lo más alto de la montaña, donde el tesoro brillaba con un resplandor especial.
Pero en ese preciso momento, un sonido ensordecedor resonó en el valle: aviones de guerra sobrevolaban la región, recordándoles la cruda realidad de la guerra que los rodeaba. Con el tesoro a la vista, Valentina tomó una decisión valiente.
En lugar de tomar el tesoro para sí misma, propuso utilizarlo para ayudar a las personas necesitadas en su comunidad, reconstruyendo lo que la guerra había destruido. Su abuela la abrazó con orgullo, reconociendo la nobleza y generosidad de su nieta.
De regreso en el pueblo, Valentina y su abuela usaron el tesoro para construir un refugio para los desplazados por la guerra, brindando un hogar seguro y esperanza a quienes lo habían perdido todo. La valentía y generosidad de Valentina inspiraron a otros a hacer el bien, creando un efecto positivo que se extendió por toda la región.
La guerra seguía su curso, pero el tesoro más valioso para Valentina y su abuela era la esperanza que habían sembrado en el corazón de su comunidad.
Y así, en medio de la oscuridad de la guerra, brilló la luz de la esperanza, mostrando que incluso en tiempos difíciles, el amor y la generosidad pueden traer un mundo mejor.
FIN.