Un cuento de valentía y magia


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Feliz, una niña llamada Martina que tenía una muñeca muy especial. Esta muñeca se llamaba Lola y era conocida por todos como "la muñeca peligrosa".

La razón de este apodo era que cada vez que alguien jugaba con ella, algo malo sucedía. Un día, Martina decidió llevar a Lola al parque para jugar con sus amigos.

"¡Vamos Lola, hoy te portarás bien! No quiero más problemas", dijo Martina mientras caminaba hacia el parque. Al llegar, los amigos de Martina se sorprendieron al ver a Lola.

"¿Estás segura de que es buena idea traer a la muñeca peligrosa aquí?", preguntó Pedro, uno de los amigos de Martina. Martina asintió y comenzaron a jugar. Todo parecía ir bien hasta que de repente un perro se soltó de su correa y comenzó a perseguir a los niños. Todos gritaban y corrían asustados, excepto Martina y Lola.

De repente, Martina tuvo una idea brillante. "¡Lola, usa tus poderes mágicos para detener al perro!", exclamó Martina. Y así fue como la muñeca peligrosa demostró su verdadero poder.

Con un movimiento de su brazo, Lola hizo que el perro se detuviera en seco y luego lo guió de regreso hacia su dueño sin causarle ningún daño a nadie. Los niños quedaron impresionados y agradecidos con Lola por salvarlos del susto.

A partir de ese día, todos en Villa Feliz dejaron de temer a la muñeca peligrosa y comenzaron a verla como una amiga valiente y protectora.

Martina aprendió que no debemos juzgar a las personas (o muñecas) por las historias que escuchamos sobre ellas, sino darles la oportunidad de demostrar quiénes son realmente. Y así, Martina y Lola vivieron muchas aventuras juntas en las que siempre demostraban ser un gran equipo capaz de superar cualquier obstáculo.

La lección final fue que nunca debemos subestimar el poder del amor y la amistad para cambiar las percepciones erradas sobre los demás.

Y colorín colorado, este cuento ha terminado con una moraleja: nunca juzgues un libro por su tapa ni una muñeca por su fama pasada. ¡Fin!

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