Un cuento de valentía y solidaridad


En un pequeño pueblo de Venezuela llamado Coromoto, vivía una niña llamada María. María era conocida por su bondad y su amor por ayudar a los demás.

Un día, mientras paseaba por el bosque cercano a su casa, encontró una hermosa estatua de la Virgen de Coromoto. María se sintió profundamente conmovida por la imagen de la virgen y decidió llevarla consigo a su hogar.

Desde ese momento, María comenzó a notar que cosas maravillosas empezaron a suceder en el pueblo. Las cosechas eran más abundantes, los enfermos sanaban y las familias estaban más unidas que nunca.

Un día, un hombre malvado llegó al pueblo y decidió robar la estatua de la Virgen de Coromoto para venderla y quedarse con el dinero. María se enteró de sus planes y decidió detenerlo. - ¡Alto ahí! -gritó María valientemente al hombre-. Esa estatua es sagrada y no permitiré que te la lleves.

El hombre intentó intimidar a María, pero ella no retrocedió. Con valentía y determinación, logró recuperar la estatua y devolverla a su lugar en el pueblo. Desde ese día, María fue conocida como la protectora de la Virgen de Coromoto.

Su valentía inspiró a todos en el pueblo a ser mejores personas y a proteger lo que realmente importa: el amor, la bondad y la solidaridad.

Y así, gracias al coraje de una niña llamada María, el pueblo de Coromoto continuó prosperando bajo la mirada benevolente de la Virgen protectora.

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