Un cuento de valores en el bosque

Había una vez en un hermoso estanque, un pato llamado Amarillo.

Este patito era diferente a los demás de su especie, ya que su plumaje brillaba con un color amarillo radiante que lo hacía destacar entre todos los demás patos del lugar. Un día, mientras nadaba plácidamente en el estanque, el pato Amarillo escuchó unos ruidos extraños provenientes del bosque cercano. Decidió acercarse para investigar y descubrió a una familia de pajaritos que se encontraban en apuros.

Una tormenta había derribado su nido y ahora estaban desprotegidos bajo la lluvia. El valiente pato Amarillo no dudó ni un segundo y les ofreció ayuda.

Con su pico fuerte y suave a la vez, logró construirles un nuevo nido con ramas secas y hojas, protegiendo a los pajaritos de la lluvia y el frío. Los pajaritos, muy agradecidos, le preguntaron al pato por qué era tan amable con ellos.

El pato Amarillo respondió: "-Porque todos merecemos una mano amiga cuando más lo necesitamos". Días después, mientras el pato Amarillo nadaba nuevamente en el estanque, escuchó unos sollozos provenientes de la orilla.

Se acercó rápidamente y descubrió a un sapito verde que se sentía triste porque había perdido a su familia en la maleza espesa del bosque. Sin dudarlo, el pato le ofreció al sapito su ayuda para encontrar a su familia.

Juntos recorrieron cada rincón del bosque hasta que finalmente lograron reunir al sapito con los suyos. A partir de ese día, el sapito verde se convirtió en el mejor amigo del pato Amarillo. Ambos compartían aventuras juntos por tierra y agua, demostrando que la verdadera amistad no entiende de diferencias ni colores.

Con el paso del tiempo, más animales del bosque se acercaron al estanque para conocer al famoso pato Amarillo que siempre estaba dispuesto a ayudar a quienes lo necesitaban.

Y así fue como el pato Amarillo se convirtió en una leyenda en aquel bosque encantado, donde enseñaba con sus acciones que la bondad y la solidaridad son las mayores virtudes que uno puede tener en la vida.