Un cuento sobre el trabajo en equipo


Había una vez en un vertedero un grupo de botellas de plástico que se habían convertido en amigos inseparables. Siempre jugaban juntos y disfrutaban de la vida en el basurero, pero un día algo inesperado sucedió.

Una pelota de fútbol llegó volando desde el campo cercano y aterrizó justo al lado de las botellas. Inmediatamente, los amigos sintieron curiosidad por ella y comenzaron a investigarla. "¡Miren lo que encontré!", exclamó Boti, la botella más aventurera del grupo.

"Es una pelota de fútbol". -Pero nosotros no sabemos jugar al fútbol -dijo Plasti, la botella más tímida-. "¿Qué podemos hacer con ella?""Podemos aprender juntos", respondió Boti emocionada. Así comenzaron a practicar todos los días.

Aprendieron a patear y pasar la pelota entre ellos, incluso inventaron algunas jugadas creativas para sorprenderse mutuamente. Pero pronto se dieron cuenta de que la pelota estaba perdiendo aire lentamente y no rebotaba como antes.

Fue entonces cuando recordaron algo importante: el cloro que estaba cerca podía inflar objetos. - ¡Vamos al cloro! -gritó Boti entusiasmada- ¡Él puede ayudarnos! Cuando llegaron al cloro le explicaron lo que había sucedido con su pelota y le pidieron ayuda para inflarla nuevamente.

El cloro les dijo: "No puedo ayudarte directamente porque soy muy fuerte para ti, pero puedo enseñarte cómo hacerlo tú mismo". Entonces, les enseñó a las botellas cómo inflar la pelota usando el cloro y un poco de agua.

¡Y funcionó! La pelota estaba nuevamente lista para jugar. Pero lo más importante no fue solo que aprendieron a jugar fútbol y arreglar su pelota, sino que descubrieron que juntos podían lograr cualquier cosa si trabajaban en equipo.

Desde ese día, las botellas se convirtieron en expertas futbolistas y siempre estuvieron dispuestas a aprender cosas nuevas juntas. Y así, demostraron que incluso los objetos más pequeños pueden hacer grandes cosas cuando trabajan juntos hacia un objetivo común.

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