Un día bajo la lluvia
Había una vez, en un hermoso bosque encantado, un lobo llamado Lucas y una liebre llamada Lola. Lucas era un lobo grande y fuerte, pero a diferencia de los demás lobos, él no le gustaba cazar.
En cambio, prefería pasar su tiempo explorando el bosque y jugando con sus amigos animales.
Un día lluvioso, cuando todos los demás animales se escondían en sus madrigueras o nidos para protegerse de la lluvia, Lucas decidió que sería divertido jugar bajo la lluvia. Así que salió corriendo al bosque en busca de Lola. Lucas llegó hasta el claro donde solían encontrarse y allí estaba Lola esperándolo debajo de un árbol.
Sus orejas largas y suaves estaban goteando agua mientras miraba hacia el cielo gris. "¡Hola Lucas! ¿Qué haces aquí con este clima tan feo?" preguntó Lola sorprendida. "¡Hola Lola! Vine a invitarte a jugar bajo la lluvia.
Sé que a todos les gusta quedarse adentro cuando llueve, pero creo que podemos divertirnos mucho si nos atrevemos", respondió emocionado Lucas. Lola pensó por un momento y luego sonrió. "Tienes razón, Lucas. A veces necesitamos salir de nuestra zona de confort para descubrir cosas nuevas".
Así que ambos decidieron aventurarse juntos en el bosque bajo la lluvia. Saltaron sobre charcos gigantes y se deslizaron por las colinas embarradas mientras reían sin parar. De repente, escucharon un ruido extraño proveniente del otro lado del bosque.
Se acercaron con precaución y encontraron a un pequeño pajarito atrapado en una rama baja que se había caído debido al viento. "¡Pobrecito! ¡Tenemos que ayudarlo!" exclamó Lola preocupada.
Lucas, usando su fuerza, logró levantar la rama caída y liberar al pajarito. El pajarito agradecido les contó que estaba buscando ramitas para construir su nido cuando el viento lo empujó hacia abajo. "¡Gracias por rescatarme! Ustedes son muy valientes", dijo el pajarito emocionado.
Lola y Lucas sonrieron orgullosos de sí mismos. "No hay de qué, pequeño amigo. Estamos felices de poder ayudarte", respondió Lucas amablemente. El sol comenzó a asomarse tímidamente entre las nubes grises mientras los tres amigos caminaban juntos de regreso al claro del bosque.
"Lucas, tienes razón. A veces, aventurarse fuera de nuestra zona de confort nos lleva a vivir experiencias maravillosas", dijo Lola con una mirada llena de gratitud hacia su amigo lobo.
Lucas asintió y agregó: "Y también podemos encontrar la oportunidad de ayudar a otros en el camino". Desde ese día lluvioso, Lucas y Lola aprendieron que no importa cuán adversas sean las circunstancias, siempre hay espacio para la diversión y la amistad.
Juntos descubrieron que salir de su zona de confort les permitía crecer como individuos y hacer una diferencia en la vida de los demás animales del bosque encantado.
Y así fue como el lobo y la liebre demostraron que incluso en los días más oscuros, siempre hay espacio para la alegría y la bondad.
FIN.