UN día como sapo
En un reino lejano, había un príncipe encantado llamado Alejo. Un día, cansado de sus responsabilidades reales y deseando vivir una aventura, decidió explorar un oscuro bosque cerca del castillo. Mientras caminaba, una niebla mágica lo llevó a una isla desierta. Al despertar, se encontró en un hotel antiguo, lleno de misterio y resonando con el canto de aves exóticas.
"-¿Dónde estoy?" -se preguntó Alejo, asombrado.
Mientras recorría el hotel, decidió buscar ayuda para regresar a casa. En la recepción, conoció a una amable conserje llamada Lola.
"-Hola, soy Lola. ¿Cómo llegaste aquí?" -le preguntó.
"-No lo sé, me perdí en el bosque y..." -respondió Alejo, un poco confundido.
"-No te preocupes. Este hotel tiene muchas habitaciones mágicas. Quizás podamos encontrar pistas para salir de aquí" -dijo Lola con una sonrisa.
Alejo y Lola comenzaron a explorar el hotel. En el primer piso, encontraron una habitación llena de espejos. Cada espejo mostraba una versión de Alejo en diferentes situaciones. Uno lo veía encantado por un sapo, otro en un globo aerostático, y otro luchando contra un dragón.
"-Miralos, son tus emociones. Un príncipe no siempre debe ser valiente, sino que también puede ser divertido y curioso" -explicó Lola.
"-Nunca pensé en eso. Siempre traté de ser perfecto" -respondió Alejo.
Al continuar su búsqueda, llegaron a la azotea, donde había una piscina. En el borde, un sapo verde y brillante los miraba.
"-¡Hola, príncipe! Estoy aquí para ayudarte" -dijo el sapo, a gran sorpresa de Alejo y Lola.
"-¿Tú hablas?" -se sorprendió Alejo.
"-Soy un príncipe también, pero estoy bajo un hechizo. Si quieres, puedo mostrarte el camino para salir de esta isla" -dijo el sapo.
Sin embargo, Alejo dudaba. "-¿Pero cómo puedo confiar en un sapo?" -murmuró.
"-A veces, las apariencias engañan. Yo solía ser un príncipe como tú. Este hechizo me transformó. Pero para darte el camino, necesito que me ayudes primero" -explicó el sapo.
"-¿Ayudarte? ¿De qué manera?" -preguntó Alejo, intrigado.
"-Debes aprender a ver más allá de la apariencia. Ayúdame a encontrar lo que perdí: mi valor y confianza. Solo entonces, yo te guiaré" -dijo el sapo.
"-Está bien, te ayudaré" -respondió Alejo con decisión.
Ese día, Alejo y Lola asistieron al sapo, escuchando sus cuentos de valentía y sus miedos. Juntos, enfrentaron desafíos en el hotel que los hicieron descubrir su propio valor: lograron ayudar a otros inquilinos del hotel a superar sus miedos.
"-Te veo diferente, príncipe. Ya no buscas ser perfecto; te has vuelto auténtico y eso es lo que realmente importa" -le dijo Lola.
Con cada pequeño acto de valentía, el sapo comenzó a brillar más. Finalmente, un rayo de luz lo iluminó, y ante los ojos de Alejo y Lola, el sapo se transformó en un hermoso príncipe.
"-Gracias, amigos. He recuperado mi verdadera forma. Ahora, es tiempo de regresar a casa" -dijo el príncipe.
"-¿Pero cómo?" -preguntó Alejo, entre expectante y ansioso.
"-La magia está en ti, Alejo. Ahora que entiendes que lo más importante es ser auténtico, solo debes desearlo" -le contestó el nuevo príncipe.
Con un suspiro profundo, Alejo cerró los ojos y deseó volver a casa. En un abrir y cerrar de ojos, se despertó en el bosque, ante su castillo, con una nueva visión de lo que significaba ser un príncipe.
Desde ese día, Alejo no solo fue un príncipe encantado; también se convirtió en un amigo de todos y un defensor de la autenticidad.
"Nunca olvides que ser tú mismo es la mayor aventura que puedes vivir" -le dijo a Lola en su próximo encuentro, quien siempre lo animaba en sus caminos.
Y así, el príncipe Alejo entendió que ser especial no se trata solo de títulos, sino de los corazones que tocamos a lo largo del camino.
FIN.