Un día complicado de clase
Mia era una niña de 9 años que asistía al Centro María Espínola, una escuela donde siempre se esforzaba por dar lo mejor de sí en sus estudios.
Un día, mientras estaba en clase de matemáticas, Mia tuvo dificultades para comprender un problema complicado. A pesar de intentarlo varias veces, no lograba encontrar la solución y empezó a sentirse frustrada. La maestra, la Sra. Ana, se dio cuenta de la situación y se acercó a Mia.
"¿Qué te sucede, Mia? Veo que estás preocupada", preguntó la Sra. Ana con una voz amable.
Mia le contó sobre su dificultad con el problema, y la maestra le respondió: "Entiendo que a veces las matemáticas pueden ser complicadas, pero recuerda que lo importante es no rendirse. Todos enfrentamos desafíos, pero es la perseverancia la que nos lleva a encontrar la solución. ¿Por qué no intentas abordar el problema de una manera diferente? Tal vez así puedas verlo desde otra perspectiva."
Las palabras de la Sra. Ana resonaron en Mia, quien decidió seguir su consejo. Cambió su enfoque y, poco a poco, comenzó a ver el problema de manera distinta. Finalmente, encontró la solución y una sensación de logro la invadió.
Este episodio le enseñó a Mia la importancia de no darse por vencida ante las dificultades y buscar nuevas formas de abordar los desafíos.
Desde ese día, Mia se sintió más segura cada vez que se enfrentaba a problemas complicados, sabiendo que siempre podía encontrar una solución si no se rendía. La Sra. Ana también se alegró al ver el progreso de Mia y la motivación que había despertado en ella.
Juntas, compartieron la enseñanza de que, con determinación y un poco de creatividad, cualquier obstáculo puede superarse.
FIN.