Un día con mamá



Era un hermoso día de primavera y la mamá se despertó temprano para comenzar su día. Miqui estaba emocionado por ir a jugar al parque y Nehemías quería ver sus dibujos animados favoritos en la televisión.

La bebé Lucia, por otro lado, solo quería estar en los brazos de su mamá. La mamá decidió preparar el desayuno para todos mientras pensaba en cómo hacer feliz a cada uno de sus hijos ese día.

Sabía que no sería fácil pero estaba dispuesta a intentarlo. Mientras preparaba el desayuno, Miqui se acercó a ella y dijo: "Mamá, ¿podemos ir al parque hoy? Quiero jugar fútbol con mis amigos".

La mamá sonrió y le respondió: "Por supuesto mi amor, iremos al parque después del almuerzo". Nehemías se acercó llorando porque quería ver sus dibujos animados ya mismo. La mamá lo tomó en brazos y le explicó que aún era temprano para eso pero que podría verlos más tarde.

Después del desayuno, la mamá decidió llevar a los niños al supermercado para comprar algunos ingredientes para el almuerzo. En el camino, Miqui le preguntó si podían comprar una pelota nueva para jugar fútbol en el parque.

La mamá recordó que tenía algo de dinero ahorrado así que accedió. En el supermercado Nehemías vio algunas golosinas y comenzó a llorar nuevamente pidiendo una bolsa de caramelos.

La mamá sabía que no era bueno darle muchas golosinas pero decidió comprarle una pequeña bolsa para que se calmara. Llegando a casa, la mamá comenzó a preparar el almuerzo mientras los niños jugaban. Miqui estaba emocionado por jugar fútbol en el parque y Nehemías estaba feliz comiendo sus caramelos.

La bebé Lucia solo quería estar cerca de su mamá. Después del almuerzo, la mamá llevó a los niños al parque donde Miqui pudo jugar fútbol con sus amigos mientras Nehemías jugaba en el área de juegos.

La bebé Lucia disfrutaba viendo a los niños jugar. De repente, la pelota de fútbol de Miqui se desvió y cayó en un árbol alto fuera del alcance de todos.

Miqui comenzó a llorar desesperado porque era su pelota favorita y no sabía cómo recuperarla. La mamá le dijo: "No te preocupes hijo, hay solución para todo". Miró alrededor del parque buscando algo que pudiera ayudarlos y vio una escalera cerca del área de juegos.

Tomándola prestada, subió hasta la pelota y la recuperó para alegría de su hijo. Miqui le dio un abrazo fuerte y le dijo: "Gracias mamá, eres lo mejor".

La mamá sonrió sabiendo que había logrado hacer feliz a cada uno de sus hijos ese día. Al volver a casa esa tarde, los niños estaban cansados pero felices por haber pasado un día divertido con su mamá. Después de cenar juntos como familia, llegó el momento de dormir.

La mamá besó a cada uno de sus hijos y les dijo: "Los amo mucho, son lo mejor que me ha pasado en la vida".

Los niños se durmieron con una sonrisa en el rostro sabiendo que tenían una mamá amorosa y dedicada que siempre estaría ahí para ellos.

FIN.

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