Un Día de Café y Amistad
Una tarde soleada, Kathia decidió salir de su casa tras una larga semana de estudios. Mientras caminaba por el parque, observó cómo los árboles movían sus hojas al compás de la brisa, y las flores llenaban el aire con su colorido aroma. De repente, se encontró con su amigo Derek, quien la saludó con una gran sonrisa.
"¡Hola, Kathia! ¿Qué tal tu semana?" - preguntó Derek con entusiasmo.
"Hola, Derek. Fue bastante agotadora, pero ya me siento mejor al salir. ¿Y vos?" - respondió Kathia, sonriendo de vuelta.
Derek, el chico siempre divertido y lleno de ideas, sugirió:
"¿Qué te parece si vamos a tomar un café? Hay una nueva cafetería cerca."
Kathia pensó que era una excelente idea. Ambos comenzaron a caminar hacia el lugar. Al llegar, se sorprendieron al ver un local pequeño, pero acogedor, decorado con dibujos de animales y colores vibrantes.
"Mirá qué lindo lugar, ¿no?" - comentó Kathia, fascinada.
"Sí, es genial. Vamos a pedir algo rico" - respondió Derek.
Se sentaron en una mesa con vista a la calle y comenzaron a charlar sobre sus sueños y aspiraciones. Kathia mencionó que siempre había querido aprender a dibujar, pero nunca encontró el tiempo.
"¡Eso suena increíble! Deberías hacerlo. Tal vez podría ser tu modelo alguna vez" - dijo Derek con un guiño.
Ambos se rieron, pero Kathia se sintió un poco nerviosa por su falta de confianza. Derek, notando su duda, dijo:
"Mirá, todos empezamos de cero en algo. Tenés que intentarlo. ¿Te gustaría que te acompañe a tu primera clase de dibujo?"
Kathia se quedó pensativa por un momento. Había tenido la idea de unirse a un taller, pero no se atrevía a dar el primer paso.
"Sí, tal vez. Pero, ¿y si no soy buena?" - preguntó, un poco insegura.
"Lo importante es disfrutarlo. La práctica hace al maestro, y además, siempre estaré ahí para ayudarte" - aseguró su amigo, alentándola.
Luego de disfrutar de un delicioso café y de compartir risas, Derek y Kathia decidieron que era hora de volver a casa.
"¿A qué hora querías que te pase a buscar para la clase de dibujo?" - preguntó Derek mientras caminaban.
"Podríamos hacerlo el próximo viernes a las cinco" - propuso Kathia con más ánimo.
Al llegar a la casa de Kathia, ella sintió una mezcla de alegría y nerviosismo por la nueva aventura que se avecinaba. Se despidieron con un gran abrazo.
"Gracias por un día tan especial, Derek. Me hiciste sentir que puedo lograr cualquier cosa" - le dijo Kathia con una sonrisa brillante.
"¡No hay de qué! Estoy seguro de que te va a encantar. Hasta luego, Kathia" - respondió Derek, iluminando su tarde.
Esa noche, mientras Kathia se preparaba para ir a dormir, no pudo evitar sonreír al pensar en su día. Tomar ese café no solo había sido un momento divertido, sino que también había plantado una semilla de valor dentro de ella. A partir de esa conversación, hizo un pacto con ella misma: no dejaría que el miedo la detuviera de perseguir sus sueños.
Cuando llegó el viernes, estaba entusiasmada y lista para su primera clase de dibujo. Su corazón latía rápido, pero recordó las palabras de Derek. Con cada trazo del lápiz sobre el papel, sentía que estaba un paso más cerca de convertirse en la artista que siempre quiso ser. Y todo gracias a su amigo, quien había estado allí para apoyarla.
Así, Kathia aprendió que con cada pequeño paso y un poco de valor, se pueden hacer grandes cosas. Y, sobre todo, que tener un buen amigo que te aliente en tu camino puede hacer toda la diferencia.
FIN.