Un día de calor en el parque



Era un hermoso día de sol en el parque. Un gato llamado Miau y un perro llamado Roco decidieron salir a jugar. Corrieron, saltaron y se divirtieron juntos. Sin embargo, a medida que el sol subía en el cielo, el calor comenzó a apretar.

Miau, el gato, se sentía cada vez más acalorado. Se recostó bajo un árbol, buscando un poco de sombra.

"¡Uf! ¡Qué calor!", exclamó Miau, estirando sus patas. "¿Sabés qué sería genial? ¡Ir a nadar!"

Roco, que normalmente era muy juguetón, se detuvo un momento y miró a su amigo.

"Nadar? No sé, Miau. A mí no me gusta mojarme. ¡Soy un perro! ¡Me gusta correr y jugar en la tierra!"

Miau lo miró con tristeza. La idea de refrescarse en el agua lo emocionaba, pero no quería que su amigo se sintiera incómodo.

"Pero, Roco, podríamos encontrar un lugar donde podamos jugar y refrescarnos al mismo tiempo. Tal vez haya una pequeña fuente en el parque...".

Roco pensó por un momento.

"No sé... Pero podría no estar tan mal. Si hay una fuente, tal vez no sea tan asqueroso. ¡Vamos a buscar!"

Mientras caminaban, Miau y Roco hicieron algunas paradas en el camino, jugando con una pelota y persiguiéndose. Cada vez que Miau se sentía muy caliente, se detenía, esperaba a que Roco llegara, y luego seguían adelante.

Finalmente, llegaron a una pequeña fuente con agua cristalina donde otros animales se estaban refrescando.

"¡Mirá! ¡Aquí hay agua!", dijo Miau, emocionado.

Roco observó la escena. Algunos de sus amigos estaban chapoteando y riendo en el agua. Se le ocurrieron algunas ideas.

"Tal vez si no me mojo tanto, pueda probarlo un poco.¿Quizás solo un pie?"

Miau sonrió y lo animó.

"¡Sí! Solo empieza con un pie, y si te gusta, ¡puedes seguir! Vamos, Roco, no hay que tener miedo. ¡Mirá lo divertido que se ve!"

Así que Roco dio un paso hacia adelante y metió apenas una pata. Hizo una mueca, pero luego sonrió.

"¡Eh, no es tan malo como pensé!"

Con confianza, Roco terminó metiendo toda su pata. Miau, emocionado, saltó dentro de la fuente.

"¡Esto es genial! ¡Ven, Roco! ¡Es un chapuzón fantástico!"

Roco, sintiendo la frescura del agua, decidió unirse a su amigo. Pronto, estaba corriendo de un lado a otro, salpicando agua por todas partes y riendo junto a Miau.

"No sabés cuánto me alegra que hayamos venido. ¡Nadar es más divertido de lo que creía!" dijo Roco mientras hacía una pirueta en el agua.

Ambos amigos jugaron durante horas, corriendo y chapoteando, disfrutando del día soleado. Se olvidaron por completo del calor y la preocupación de antes.

Al final del día, se sentaron bajo el árbol nuevamente, pero esta vez estaban felices y satisfechos.

"¿Ves? A veces hay que hacer cosas nuevas. ¡Puede que descubramos que son mucho más divertidas de lo que pensábamos!" dijo Miau, relajado.

"Tenés razón", respondió Roco, moviendo la cola. "Gracias por animarme, Miau. ¡Hoy fue el mejor día del parque!"

Los dos amigos se miraron y supieron que siempre estarían dispuestos a probar cosas nuevas juntos, sin importar cuán escarosos pudieran parecer al principio. Y así, con corazones alegres, se despidieron del parque, planeando su próxima aventura.

Fin.

FIN.

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