Un día de cine
Había una vez una niña llamada Amalia, a quien le encantaba ir al cine. Todos los domingos, Amalia acompañaba a su abuelita a disfrutar de las películas en la gran pantalla.
Un día, Amalia decidió que quería ir al cine con sus amigos, pero no sabía qué película elegir. Al llegar al cine, se encontró frente a las carteleras con una amplia variedad de películas para elegir. -¡Miren, hay una película de aventuras! -exclamó Amalia señalando uno de los afiches.
-Pero en esta otra hay princesas y magia, ¡es hermosa! -dijo su amiga Lola emocionada. -Yo quiero ver la de los animales parlanchines, ¡será muy divertida! -añadió su otro amigo, Martín. Amalia se sentía confundida, no sabía cuál elegir.
Fue entonces que recordó la enseñanza de su abuelita: siempre es bueno pensar en los demás. Decidió preguntarles a sus amigos cuál película les gustaría ver. -Chicos, ¿qué les parece si vemos la película de aventuras? -propuso Amalia.
-¡Sí, suena genial! -respondieron al unísono. Todos estaban emocionados por la decisión. Al entrar a la sala, la película resultó ser más emocionante de lo que esperaban.
Amalia, Lola y Martín se sumergieron en una emocionante aventura llena de sorpresas y lecciones valiosas sobre la amistad y el trabajo en equipo. Al salir del cine, los tres amigos no paraban de hablar sobre lo increíble que fue la película. Se dieron cuenta de que, al elegir juntos, potenciaron su diversión.
Amalia aprendió que pensar en los demás y tomar decisiones en conjunto puede hacer que todo sea mucho más divertido. Desde ese día, Amalia y sus amigos siempre decidieron juntos qué película ver, disfrutando de la magia del cine y fortaleciendo su amistad.
FIN.