Un día de descubrimientos



En un soleado día de verano, Valentine y su familia estaban disfrutando de unas merecidas vacaciones en Grecia. Habían decidido pasar el día en un hermoso parque cerca del hotel donde se hospedaban.

Valentine, emocionada por todas las aventuras que le esperaban, corrió hacia la piscina para darse un chapuzón refrescante. Mientras nadaba, vio a unos niños jugando con una pelota y decidió unirse a ellos.

Pronto se hizo amiga de los otros niños y juntos pasaron horas divirtiéndose en el agua. Después de salir de la piscina, Valentine sintió un antojo irresistible: ¡helado! Corrió hacia el puesto de helados y eligió su sabor favorito, chocolate con almendras.

Mientras saboreaba cada cucharada, sus padres le propusieron ir al parque cercano para seguir disfrutando del día. Al llegar al parque, Valentine vio columpios, toboganes y juegos por todos lados. No podía contener su emoción y corrió hacia ellos.

Se subió al columpio más alto que encontró y comenzó a balancearse tan alto como pudo. De repente, escuchó risas detrás de ella. - ¡Hola! ¿Quieres jugar con nosotros? -le preguntaron dos niños que estaban cerca. Valentine sonrió y asintió con entusiasmo.

Juntos jugaron a las escondidas, se deslizaron por el tobogán una y otra vez y construyeron castillos de arena en el arenero del parque. Fue una tarde llena de risas, juegos y nuevas amistades.

Al caer la tarde, Valentine regresó al hotel con su familia cansada pero feliz. Había tenido un día increíble lleno de diversión y aventuras inolvidables.

Antes de dormir esa noche, prometió llevar consigo siempre la alegría y la curiosidad que había experimentado en ese maravilloso día en Grecia.

FIN.

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