Un día de fiesta con mis amigos



Era un hermoso sábado por la mañana y los rayos del sol se filtraban entre las nubes, iluminando el parque del barrio. Martín, una niña de ojos brillantes y pelo rizado, estaba muy emocionada porque era el día de la gran fiesta de primavera que organizaban en el parque. Se había reunido con sus amigos: Sofía, la artista del grupo, siempre tenía una idea creativa en mente; Lucas, el encantador contador de historias; y Tomás, el niño más atlético que jamás se había rendido en un juego.

"¡Chicos! ¡Ya es hora de que nos pongamos en marcha!", gritó Martín mientras corría por la casa.

"¿Llevaste los globos, Sofía?", preguntó Tomás, amarrando sus zapatillas.

"¡Por supuesto! Y también llevé pintura para hacer nuestras pancartas", respondió Sofía, mostrando orgullosamente su mochila llena de colores.

Los cuatro amigos se dirigieron al parque llenos de energía y risa. Cuando llegaron, el lugar estaba lleno de otras familias y niños. Había juegos, música y comida deliciosa.

"¡Miren eso! ¡El concurso de kites (cometas)!", exclamó Lucas, apuntando hacia el cielo lleno de coloridos cometas que danzaban en el aire.

"¡Vamos a inscribirnos!", propuso Martín.

Rápidamente, los amigos se dirigieron a la mesa de inscripción. Pero, mientras esperaban su turno, se dieron cuenta de que alguien estaba llorando en una esquina. Era Juanito, un niño nuevo en el barrio que no conocía a nadie.

"¿Por qué lloras, Juanito?", le preguntó Sofía con ternura.

"No tengo amigos aquí y no sé cómo jugar solo...", respondió entre sollozos.

Los amigos se miraron y, sin pensarlo mucho, Martín dijo:

"Ven con nosotros. ¡Hoy es un día para divertirse!"

Juanito los miró con sorpresa, pero rápidamente secó sus lágrimas y sonrió.

"¿De verdad?", preguntó.

"¡Claro! Siempre hay espacio para un nuevo amigo en nuestro grupo!", respondió Tomás, extendiéndole la mano.

Así, los cinco comenzaron a explorar la fiesta juntos. Hicieron cometas con materiales reciclados, llenaron de globos un rincón del parque y hasta participaron en una carrera de tres patas.

"¡Esto es genial!", gritó Juanito, lleno de alegría mientras corría junto a sus nuevos amigos.

Durante el concurso de kites, la competencia fue feroz. Juanito, que había conseguido armar su cometa con ayuda de Sofía y Martín, logró volar más alto que nadie.

"¡Mirá, mamá! ¡Mi cometa vuela!", gritó emocionado.

Al final del día, el sol comenzaba a ocultarse y el parque se iluminaría con muchas luces de colores. Los amigos decidieron sentarse en la hierba.

"¿No fue increíble?", dijo Lucas, mirando a su alrededor.

"Sí, pero lo mejor fue hacer un nuevo amigo", respondió Martín, con una sonrisa.

"¡Hicimos algo bueno!", añadió Sofía.

Tomás miró hacia Juanito y dijo:

"¿Quieres que sigamos jugando? Podemos hacer nuestra propia fiesta cada semana!"

"¡SÍ!", contestó Juanito, con los ojos llenos de alegría.

Y así, los cinco amigos acordaron que a partir de ese día, organizarían una fiesta semanal, donde habría juegos, artes y nuevos retos. Nunca olvidarían que, en un día de fiesta, la amistad y la inclusión son lo más importante. Aprendieron que siempre había espacio para más amigos, y que compartir la diversión era la clave para hacer del mundo un lugar mejor.

FIN.

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