Un Día de Jardín
Era un lindo sábado por la mañana y seis amigos: Tomás, Julia, Mateo, Valentina, Lucas y Sofía, decidieron pasar el día en el jardín del parque. Trajeron comidita, juegos y muchas ganas de divertirse.
"¡Qué lindo día!" - comentó Tomás mientras extendía una manta en el césped.
"¡Sí! Y traje unas galletitas para compartir" - dijo Sofía, abriendo su mochila con entusiasmo.
"También traje pelotas para jugar al fútbol" - agregó Lucas.
Los amigos comenzaron a jugar y a reír. Sin embargo, mientras corrían tras la pelota, Valentina notó algo extraño.
"¡Chicos, miren!" - gritó, señalando hacia un rincón del jardín.
"Parece que hay un nido de aves en el árbol."
Los amigos se acercaron y vieron un pequeño nido con tres huevitos.
"¡Son tan lindos!" - dijo Julia emocionada.
"¿No deberíamos dejar que la mamá ave los cuide?" - opinó Mateo, mirándolos con preocupación.
"Sí, claro. No debemos molestarlos" - expresó Sofía, asintiendo.
Decidieron alejarse un poco y seguir jugando, pero pronto se dieron cuenta de que había algo más en el jardín que requería su atención. A lo lejos, escucharon un llanto.
"¿Escuchan eso?" - preguntó Lucas, inquieto.
"Sí, parece un gato" - mencionó Valentina.
Los amigos se acercaron y encontraron a un pequeño gatito atrapado entre los arbustos.
"¡Pobrecito! ¿Cómo llegaste hasta aquí?" - se lamentó Tomás mientras trataba de sacarlo.
"¡Hay que ayudarlo!" - propuso Mateo, decidido.
"Yo tengo un poco de agua y comida en mi mochila" - dijo Sofía.
Con mucho cuidado, los amigos lograron rescatar al gatito y lo llevaron a una sombra fresca. Le dieron agüita y algo de comer. El gato comenzó a ronronear, sacando sonrisas de todos.
"¿Y si lo llamamos Jardín?" - sugirió Julia.
"¡Sí! Jardín suena genial" - rió Mateo mientras acariciaba al pequeño felino.
Pasaron las horas y los amigos se divirtieron; jugaron, comieron y cuidaron del gatito. De pronto, el nido de aves comenzó a moverse.
"¡Miren! ¡Están saliendo los pajaritos!" - gritó Valentina, emocionada.
"¿Y si los ayudamos a volar?" - dijo Lucas, entusiasmado con la idea.
Con pasitos suaves, los amigos se acercaron al árbol y vieron cómo un pequeño pajarito se asomaba del nido. Decidieron hacer una especie de rampa con hojas y palitos para que el pajarito pudiera saltar con seguridad.
"¡Vamos, pequeño! Podés hacerlo!" - alentó Sofía.
"¡Dale que ya casi lo lográs!" - gritó Mateo mientras todos aplaudían.
Finalmente, el pajarito dio su primer salto y voló torpemente, pero con valentía hacia su nido. Todos celebraron aplaudiendo y riendo juntos.
"¡Lo hicimos!" - festejó Julia.
"Fue un hermoso día de jardín, lleno de aventuras y nuevos amigos" - dijo Tomás, mirando al pequeño gato que se había acomodado bajo su brazo.
Así, entre juegos y risas, aprendieron la importancia de cuidar a los animales y del respeto por la naturaleza. Desde ese día, los seis amigos prometieron regresar al jardín y cuidar de todos sus habitantes, desde un pequeño gatito hasta un pajarito que da sus primeros vuelos.
Fin.
FIN.