Un día de la Navidad
Era un hermoso día de Navidad en el pequeño pueblo de Villacorners. La nieve caía suavemente y las luces de colores brillaban en cada ventana. Todos estaban emocionados por el gran festejo que se llevaría a cabo en la plaza del pueblo. Sin embargo, Elena, una niña de diez años, se sentía triste porque su mejor amigo, Lucas, se había mudado a otra ciudad y no podía pasar la Navidad con ella.
"¡Feliz Navidad, Elena!" - gritaron algunos de sus amigos al pasar corriendo hacia la plaza.
"Feliz Navidad..." - respondió Elena con una sonrisa forzada, mientras miraba hacia el cielo nevado.
A pesar de que intentaba ser feliz, no podía evitar sentir que faltaba algo. Así que decidió dar un paseo por el bosque cercano, mientras reflexionaba sobre su amiga.
Al llegar a un claro, se encontró con un árbol enorme y muy hermoso, pero no tenía decoraciones. Ella pensó que sería lindo ponerle adornos, pero no sabía cómo hacerlo sola.
"¿Por qué no puedo tener a Lucas aquí conmigo?" - susurró.
Justo en ese momento, escuchó un pequeño ruido. Cuando se volvió, vio a un grupo de animales del bosque: un conejo, un zorro y un búho. Todos se miraron curiosamente entre sí.
"¿Qué te pasa, niña?" - preguntó el zorro con su voz suave.
"Me siento sola y triste porque mi mejor amigo ha desaparecido de mi Navidad" - contestó Elena con lágrimas en los ojos.
"¡No puedes estar sola!" - dijo el conejo mientras saltaba emocionado. "¿Por qué no hacemos algo divertido juntos?"
"¿Como qué?" - preguntó Elena, ahora interesada.
El búho, que había estado escuchando atentamente, levantó sus alas y dijo: "Podemos decorar este árbol juntos. Después, podemos invitar a otros animales y hacer una fiesta de Navidad en el bosque. ¿Qué te parece?"
Elena se secó las lágrimas y sonrió. "Era justo lo que necesitaba para sentirme mejor. ¡Vamos a hacerlo!"
Así, los animales y Elena comenzaron a buscar pequeños adornos en el bosque. Usaron piñas, hojas y la nieve para decorar el árbol. Pronto, otros animales se unieron a ellos, trayendo luces de luciérnagas y pequeños regalos hechos a mano. La alegría comenzó a llenar el aire.
Mientras trabajaban, Elena se dio cuenta de que podía hacer nuevos amigos y compartir la alegría de la Navidad con todos.
"Miren lo que hicimos juntos" - exclamó Elena, mirando el árbol decorado con asombro.
"Es hermoso, como esta Navidad que estamos creando" - dijo el zorro satisfecho.
"Y ahora, ¡es hora de la fiesta!" - gritó el conejo.
Los animales comenzaron a bailar y a cantar alrededor del árbol. La risa y la música llenaban el bosque, y Elena se sintió más feliz que nunca.
Al caer la noche, el cielo se iluminó con estrellas brillantes, y Elena miró el árbol deslumbrante mientras pensaba en Lucas.
"Ojalá estuvieras aquí, Lucas. ¡Te encantaría!" - dijo mientras miraba hacia las estrellas.
De repente, un destello en el cielo llamó su atención. Era un pequeño rompecabezas de estrellas que dibujaba una figura familiar. Para su sorpresa, no era otra que la cara de su mejor amigo, Lucas.
"¡Elena!" - parecía oír su voz por el viento. "Estoy feliz de que sigas sonriendo. ¡Me encanta que estés teniendo una hermosa Navidad!"
Elena se sintió reconfortada. "¡Gracias, Lucas! Siento que estás aquí conmigo, en mi corazón. ¡Nunca olvides que nuestra amistad siempre vivirá!"
Esa noche, Elena aprendió que la Navidad no se trata solo de estar con quienes amamos, sino también de abrir nuestro corazón a nuevas amistades y momentos mágicos.
Desde entonces, cada Navidad, Elena no solo celebra con sus amigos, sino que también recuerda a Lucas, su verdadero regalo en la vida. La paz de la Navidad se esparció por todo Villacorners, donde los lazos de amistad se fortalecerían para siempre. Y así, la Navidad se convirtió en un recordatorio de alegría, amor y nuevas oportunidades.
"El espíritu de la Navidad está en compartir y crear recuerdos juntos, incluso con aquellos que están lejos" - pensó ella con una sonrisa.
Y así, en cada Navidad posterior, no solo recordaba a Lucas, sino que siempre encontraba formas de incluir a quienes la rodeaban, creando recuerdos inolvidables en el camino.
La nieve seguía cayendo suavemente, y en Villacorners, las luces de Navidad brillaban más que nunca.
FIN.