Un día de travesuras con Max



Ana era una niña alegre y curiosa que vivía en un pequeño pueblo. Un día, su mamá le regaló un perrito llamado Max. Max era un cachorro juguetón que siempre estaba listo para hacer travesuras.

Ana y Max se convirtieron en los mejores amigos y pasaban todo el día juntos. Un domingo por la mañana, Ana decidió llevar a Max al parque para jugar. "Vamos Max, hoy haremos muchas travesuras juntos", dijo Ana emocionada.

Al llegar al parque, Max corrió hacia un grupo de patos. "Max, no los asustes, son nuestros amigos", le dijo Ana. De repente, Max empezó a perseguir a un gato que se cruzaba en su camino.

"Max, vuelve aquí, no debes molestar a los demás animales", le pidió Ana. Mientras trataba de controlar a Max, Ana se dio cuenta de que habían perdido la pelota con la que estaban jugando. Juntos buscaron por todo el parque, pero no la encontraban.

De repente, Ana vio que un niño pequeño tenía la pelota y no quería devolverla. "Max, espera aquí, voy a resolver esto", dijo Ana decidida. Ana se acercó al niño y con amabilidad le pidió que le devolviera la pelota.

El niño, al ver la actitud amable de Ana, decidió dársela. Ana y Max recuperaron su pelota y pudieron seguir jugando. Desde ese día, Ana entendió que su amistad con Max no solo era divertida, sino que también implicaba responsabilidades.

Aprendió a cuidar de Max y a ser amable con los demás, enseñándole a su perrito que las travesuras también podían ser divertidas pero respetando a los demás. Y así, juntos, vivieron muchas aventuras llenas de diversión y aprendizaje.

FIN.

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