Un día difícil con una sonrisa


Había una vez una nena llamada Sofía que estaba muy enojada. Había tenido un mal día en la escuela y no podía dejar de pensar en todo lo que le había salido mal.

Se sentó en su habitación, con los brazos cruzados, sin saber qué hacer. De repente, su mamá entró a la habitación y le preguntó: "¿Qué te pasa, Sofi? ¿Por qué estás tan enojada?" Sofía suspiró y dijo: "Hoy fue un día horrible.

No pude resolver el problema de matemáticas, me olvidé mi almuerzo y mis amigos me ignoraron durante el recreo. " Su mamá se sentó a su lado y le acarició el pelo. "Entiendo cómo te sientes", dijo ella.

"Pero no puedes quedarte así para siempre. ¿Por qué no intentas hacer algo divertido? Tal vez eso te haga sentir mejor". Sofía frunció el ceño al principio, pero luego pensó en lo que su mamá había dicho.

Decidió tomar su consejo e ir a buscar algo divertido para hacer. Fue entonces cuando recordó que tenía un juego nuevo de mesa que todavía no había jugado.

Lo buscó en el armario y comenzó a leer las instrucciones mientras su mamá preparaba unas galletitas para compartir. Cuando empezaron a jugar juntas, Sofía se dio cuenta de que estaba disfrutando mucho más del juego de lo que esperaba.

Olvidándose por completo del mal día que tuvo, comenzaron a reírse juntas y compartieron muchas anécdotas graciosas. Después de terminar el juego, Sofía se sintió mucho mejor. Se dio cuenta de que el día había empezado mal, pero que ella podía cambiarlo y hacer algo divertido en su lugar.

"Gracias mamá", dijo Sofía mientras le daba un abrazo fuerte. "No sé qué haría sin ti". Su mamá sonrió y le devolvió el abrazo. "Siempre estaré aquí para ayudarte a encontrar la felicidad, Sofi".

Desde ese día, cada vez que Sofía tenía un mal día y se sentía enojada, recordaba lo importante que era buscar algo divertido para hacer.

Y así, aprendió una valiosa lección sobre cómo superar los momentos difíciles con una actitud positiva y ganadora.

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