Un día en la costanera con mis primos


Un día de verano, A juli se despertó temprano y emocionada porque iba a ir a visitar a sus primas Viky, Ernest y Rosario.

Desayunó rápidamente y se vistió con su ropa más cómoda para salir a disfrutar del día. Al llegar a la casa de sus primas, las recibieron con abrazos y besos. "¡Hola A juli! ¿Qué planes tienen para hoy?" preguntó Viky.

"Quiero ir a pasear por la costanera y jugar en el parque" respondió A juli entusiasmada. Así que los cuatro primos salieron caminando hacia la costanera mientras charlaban animadamente. Al llegar allí, se asombraron al ver el mar tan azul y tranquilo.

Se sentaron en un banco para descansar un poco antes de comenzar a caminar. De repente, Ernest señaló algo en el agua: "¡Miren! ¡Un delfín!". Los cuatro primos corrieron hacia el borde del agua para ver mejor al animalito nadando cerca de la costa.

Fue un momento mágico que nunca olvidarían. Después de contemplar al delfín por un rato, los primos continuaron su paseo por la costanera hasta llegar al parque.

Allí encontraron una canchita de fútbol vacía y decidieron jugar un partido improvisado entre ellos. Durante el juego, A juli se dio cuenta de que Ernest no estaba jugando muy bien porque parecía distraído y triste.

Cuando le preguntó qué le pasaba, él respondió que había discutido con su papá esa mañana antes de salir de casa. A juli pensó en cómo ayudar a su primo y se le ocurrió una idea. "¿Qué tal si hacemos un concurso de dibujo? El que haga el dibujo más bonito gana un premio".

Los primos aceptaron la propuesta y rápidamente comenzaron a buscar hojas y lápices para empezar a dibujar. Después de unos minutos, A juli felicitó a sus primos por los hermosos dibujos que habían creado.

Pero ella tenía algo especial preparado para Ernest: "Tu dibujo es muy lindo, Ernest. Y sé que te gusta mucho la música, así que te regalo este CD de tu banda favorita como premio".

Ernest sonrió emocionado al recibir el regalo y A juli se sintió feliz por haber logrado animarlo. Los cuatro primos terminaron el día jugando en el parque hasta que cayó la noche y fue hora de volver a casa.

A juli aprendió una valiosa lección ese día: siempre hay formas creativas de ayudar a nuestros seres queridos cuando están pasando por momentos difíciles. Y lo mejor de todo es hacerlo mientras disfrutamos del tiempo con ellos en lugares hermosos como la costanera y el parque.

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