Un día en la naturaleza



Un día, Papa Roberto y Mama Susana decidieron llevar a su familia de paseo al campo.

German y Brittney estaban emocionados por pasar tiempo juntos en la naturaleza, mientras que el pequeño Noa estaba ansioso por explorar el mundo que lo rodeaba. Al llegar al campo, todos salieron del auto para respirar aire fresco. Noa corrió hacia un árbol cercano para inspeccionar las hojas y las ramas.

De repente, se escuchó un ruido fuerte proveniente del bosque cercano. Todos se detuvieron y prestaron atención. "¿Qué es eso?" preguntó Brittney con preocupación. "No te preocupes", dijo Papa Roberto tratando de calmarla. "Probablemente solo sea algún animal".

Sin embargo, la curiosidad de Noa lo llevó a acercarse al bosque para investigar el sonido misterioso. Los demás intentaron detenerlo, pero era demasiado rápido y se escapó de sus manos. "¡Noa! ¡Vuelve aquí!" gritaba Mama Susana mientras corría detrás de él.

Finalmente lo alcanzaron cerca del borde del bosque donde vieron una sorpresa increíble: una familia de ciervos estaba pastando tranquilamente en el prado cercano. Los ojos de Noa brillaban con emoción mientras observaba a los ciervos desde lejos.

Pero cuando intentó acercarse más, los animales asustados comenzaron a alejarse rápidamente. "No debemos molestarlos", dijo German explicándole a Noa sobre la importancia de respetar la vida silvestre. Mientras continuaban caminando por el campo, encontraron un arroyo cristalino con peces saltando en el agua.

Noa estaba fascinado y quería atrapar uno, pero Papa Roberto le explicó que no era correcto lastimar a los animales. "Podemos observarlos desde aquí", dijo Mama Susana señalando hacia el agua.

Finalmente, llegaron a una colina donde pudieron ver todo el campo extendido ante ellos. Los rayos del sol se reflejaban en los campos dorados de trigo y la brisa suave hacía ondear las hojas de los árboles cercanos.

Todos se sentaron juntos para disfrutar del paisaje, mientras hablaban sobre la belleza de la naturaleza y la importancia de cuidarla. Noa escuchaba atentamente, asimilando cada palabra que decían sus mayores. "Es nuestro deber proteger nuestro planeta", dijo Brittney con convicción.

"Y eso comienza por pequeñas acciones como reagarrar nuestra basura o ahorrar energía". La tarde pasó rápidamente mientras exploraban el campo y aprendían más sobre cómo preservar el medio ambiente. Al final del día, volvieron a casa cansados pero felices de haber compartido un día maravilloso juntos.

Noa guardó en su memoria todas las enseñanzas recibidas ese día y prometió ser un protector fiel del mundo natural cuando creciera.

FIN.

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