Un día en la playa con Celina


Había una vez una niña llamada Melissa, que vivía en un pequeño pueblo cerca de la playa.

Un día soleado, su madrina Celina decidió llevarla a la hermosa playa de Ancón para pasar un día lleno de diversión y aventuras. Melissa estaba emocionada por ir a la playa, pero también se sentía un poco triste porque extrañaba mucho a su mamita. Sin embargo, sabía que iba a divertirse mucho con su querida madrina.

Cuando llegaron a la playa, Melissa y Celina corrieron hacia el mar y saltaron sobre las olas. Las risas llenaban el aire mientras jugaban en el agua cristalina. "¡Madrina, mira qué grande es esta ola!" exclamó Melissa emocionada.

Celina sonrió y respondió: "Sí, es increíblemente grande. ¡Vamos a surfearla juntas!"Melissa nunca había surfeado antes, pero confiaba en su madrina y decidió intentarlo. Ambas se subieron a sus tablas de surf y remaron hacia esa enorme ola.

Fue emocionante sentir cómo el mar las impulsaba hacia adelante mientras cabalgaban sobre la cresta del agua. Después de jugar en el mar durante horas, decidieron descansar un poco en la arena dorada.

Melissa sacó una cubeta y una pala para construir castillos de arena mientras Celina tomaba fotos de todas las creaciones que hacían juntas. "¡Mira este castillo gigante que hicimos! Es tan bonito", dijo Melissa orgullosa. Celina asintió con entusiasmo: "Es realmente impresionante, mi niña".

Luego, decidieron disfrutar de unos deliciosos helados para refrescarse. Melissa eligió su sabor favorito, el de chocolate con dulce de leche, mientras Celina optó por uno de frutilla.

Mientras saboreaban sus helados, Melissa notó algo en la orilla: una almeja marina brillante y hermosa. Se acercó corriendo y la recogió con cuidado. "¡Madrina, mira qué tesoro encontré! Es tan bonita", exclamó emocionada. Celina sonrió y dijo: "Sí, es realmente especial. Podrás guardarla como un recuerdo de nuestro día juntas".

Melissa guardó la almeja en su bolsillo y continuaron explorando la playa. De repente, escucharon un ruido extraño viniendo de un pequeño arbusto cercano. Con curiosidad, se acercaron sigilosamente al arbusto.

Para su sorpresa, encontraron a una pequeña tortuguita atrapada entre las ramas. "Pobre tortuguita", dijo Melissa preocupada. "Debemos ayudarla". Celina asintió y juntas liberaron a la tortuguita del arbusto. La llevaron hasta el mar y la dejaron nadar libremente en el agua.

La niña estaba muy contenta por haber salvado a la tortuguita y se sintió aún más feliz cuando vio cómo nadaba felizmente hacia el horizonte.

Al final del día, cuando regresaban a casa después de tantas aventuras en la playa, Melissa abrazó fuertemente a su madrina Celina. "Gracias por este día tan maravilloso", dijo Melissa con gratitud en sus ojos. Celina le dio un beso en la frente y respondió: "Fue un día especial porque estuvimos juntas, mi niña.

Siempre recuerda que aunque extrañes a tu mamita, siempre habrá personas que te amarán y estarán allí para ti". Melissa sonrió y asintió con cariño. Sabía que su madrina tenía razón y se sintió muy agradecida por tenerla en su vida.

Desde aquel día en la playa de Ancón, Melissa aprendió el valor de la familia y la importancia de disfrutar cada momento junto a las personas que amamos. Y así, continuó creciendo rodeada de amor y aventuras inolvidables.

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