Un día en la plaza
Un hermoso día de sol, la familia de Natalia decidió ir a dar un paseo por la plaza. Madre Natalia, su hija Ceci y su hijo Nico estaban muy emocionados al salir de casa.
"Miren chicos, ¿ven ese árbol enorme? Ese es el árbol más grande de la plaza", dijo Natalia señalando hacia el centro del parque. "Sí mamá, ¡es enorme! ¿Podemos ir a verlo?", preguntó Ceci emocionada. "¡Claro que sí! Vamos", respondió Natalia sonriendo.
Caminaron hacia el árbol gigante mientras admiraban los hermosos jardines y las fuentes que había en el camino.
Pero cuando llegaron al árbol se dieron cuenta de algo extraño: un pequeño pájaro estaba atrapado en una rama alta y no podía volar. "Oh no, pobrecito pájaro", exclamó Nico preocupado. "Tenemos que hacer algo para ayudarlo", agregó Ceci con tristeza en sus ojos. Natalia observó detenidamente al pájaro y pensó en una solución.
Recordó haber visto a algunos bomberos cerca del parque hace unos días y decidió llamarlos para pedir ayuda. En poco tiempo llegaron los bomberos y rápidamente rescataron al pequeño pájaro de la rama. Los niños estaban muy contentos de haber ayudado al animalito indefenso.
Después del rescate, continuaron caminando por la plaza hasta que encontraron un puesto donde vendían helados artesanales. Los niños querían probar todos los sabores pero finalmente decidieron compartir uno de vainilla con chispas de chocolate.
Mientras comían sus helados, se sentaron en un banco y disfrutaron del hermoso paisaje que los rodeaba. De repente, escucharon unos gritos que provenían del otro lado de la plaza. "¡Alguien necesita ayuda!", exclamó Natalia alarmada.
Sin pensarlo dos veces, corrieron hacia el lugar donde venían los gritos y encontraron a una señora mayor que había tropezado y caído al suelo. Los niños rápidamente ayudaron a levantarla mientras Natalia llamaba a una ambulancia para asegurarse de que estuviera bien.
Después de la emergencia, regresaron a casa muy cansados pero felices por haber ayudado a otras personas ese día. "Chicos, hoy aprendimos algo muy importante", dijo Natalia mirando a sus hijos.
"A veces las cosas más pequeñas pueden hacer una gran diferencia en las vidas de otras personas". "Sí mamá, lo entendemos", respondieron Ceci y Nico al unísono.
Desde ese día en adelante, siempre recordarían la lección que habían aprendido: no importa cuán pequeños sean nuestros actos, siempre podemos hacer algo bueno por alguien más.
FIN.