Un día en las montañas nevadas
Gino estaba muy emocionado porque iba a salir de paseo con sus papás. Desde temprano, había preparado su mochila con todo lo necesario para pasar un día increíble al aire libre.
La familia se dirigió hacia las montañas nevadas, donde el paisaje era impresionante. - ¡Miren esa vista! -exclamó Gino asombrado mientras miraba hacia la cima de la montaña. - Es hermoso, ¿verdad? -respondió su mamá sonriendo.
La familia comenzó a caminar por el sendero que llevaba a la cima de la montaña. A medida que subían, la nieve se hacía más profunda y los árboles se veían cubiertos por una capa blanca y brillante. Gino no podía dejar de admirar todo lo que estaba viendo.
- ¿Qué es eso? -preguntó señalando algo en el camino. - Son huellas de animales -explicó su papá-. Probablemente pertenecen a algún ciervo o zorro que vive por aquí.
Gino siguió caminando detrás de sus padres cuando vieron una pequeña cabaña en medio del bosque. Decidieron entrar para descansar un poco y tomar algo caliente para combatir el frío.
Allí conocieron a un anciano amigable llamado Don Luis quien les contó historias sobre los animales salvajes que vivían en ese lugar y cómo él había aprendido a sobrevivir allí durante años. Después del descanso, continuaron su paseo hasta llegar al lago cercano donde abordaron un barco para navegar por sus aguas cristalinas.
Gino estaba feliz de poder ver los peces nadando debajo del bote y las montañas reflejadas en el agua. - ¡Miren, un águila! -gritó Gino señalando hacia arriba. - Es hermosa -admitió su mamá-.
¿Sabías que es una especie protegida? Gino se sorprendió al escuchar eso y preguntó por qué. Su papá les explicó que algunas especies de animales están en peligro de extinción y necesitan ser protegidas para asegurarnos de que continúen existiendo en nuestro planeta.
Después del paseo en barco, la familia decidió caminar por el bosque buscando pájaros carpinteros y lechuzas. Escucharon muchos sonidos diferentes y vieron varios tipos de aves. No pudieron encontrar a todas las aves que querían, pero disfrutaron explorando el bosque juntos.
Finalmente, llegó la hora de regresar a casa después de un día lleno de aventuras y aprendizajes. Gino estaba cansado pero muy feliz con todo lo que había visto y aprendido durante su paseo con sus papás.
- ¡Gracias por llevarme a este increíble paseo! -dijo mientras abrazaba a sus padres. - Fue un día maravilloso -respondió su mamá-. Esperamos hacerlo nuevamente pronto.
Gino se acostó esa noche recordando cada momento del viaje mientras imaginaba los muchos lugares emocionantes que aún quedaban por explorar juntos como familia.
FIN.