Un día especial en la clase de los peques



Era un día soleado en el jardín de infantes, y todos los niños estaban muy emocionados porque el maestro Daniel había planeado una actividad especial sobre las partes del cuerpo.

nn- ¡Hola, chicos! Hoy vamos a aprender algo muy divertido, ¿quién sabe cuántas partes del cuerpo tenemos? - dijo el maestro Daniel con una gran sonrisa. nnTodos los niños levantaron la mano. n- ¡Yo sé! - dijo Sofía, una niña con dos coletas.

n- ¡Dime, Sofía! - respondió el maestro. n- ¡Tenemos ojos, narices, bocas y manos! - contestó alegremente. nn- ¡Muy bien! - exclamó el maestro. n- Pero también tenemos brazos, piernas y pies. Cada parte de nuestro cuerpo es importante.

¿Sabían que hay que cuidarlas y respetarlas? - dijo el maestro, mientras hacía gestos con sus manos. nn- ¡Sí! - gritaron todos al unísono.

nnPedro, que era un niño muy curioso, preguntó: n- ¿Y cómo hacemos para cuidar nuestro cuerpo, maestro? nn- Hay muchas maneras, Pedro. Por ejemplo, lavarnos las manos antes de comer, comer frutas y verduras, y siempre usar protector solar si vamos a jugar al aire libre.

nnMarta, la más rápida de la clase, saltó y dijo: n- ¡También hay que hacer ejercicio para que nuestras piernas y brazos sean fuertes! nn- ¡Exacto! - dijo el maestro. n- Y no olviden descansar bien cada noche para que nuestros ojos y cerebros se recuperen.

nnLos niños escuchaban atentamente. Pero de repente, Juancito, que siempre estaba lleno de energía, se levantó y dijo: n- ¿Podemos jugar a las escondidas ahora? nn- Un momentito, Juancito.

Primero vamos a hacer un juego muy especial sobre las partes del cuerpo. - contestó el maestro. nnEn ese momento, el maestro Daniel sacó de su mochila un gran dibujo de un cuerpo humano. n- Vamos a llenar este dibujo con las partes que hemos aprendido.

n- ¡Voy a dibujar mis ojos grandes! - dijo Sofía. n- Y yo mis manos largas para jugar mejor - comentó Pedro, entusiasmado. nnLos niños comenzaron a dibujar y a reír, y el aula se llenó de colores y alegría.nnPero

pronto Juancito se distrajo y comenzó a correr por el aula. n- ¡Miren cómo salto! - gritó mientras se movía. nnSuddenly, Juancito tropezó y cayó al suelo. n- ¡Ay, mi rodilla! - exclamó.

nn- ¡Juancito! - dijeron todos al mismo tiempo, preocupados. nnEl maestro Daniel se acercó rápidamente. n- ¿Estás bien, Juancito? nnJuancito se sentó y se tocó la rodilla. n- Sí, creo que solo me duelen un poquito.

nn- Eso pasa cuando no cuidamos nuestro cuerpo al jugar. Es importante prestar atención a nuestra alrededor. - dijo el maestro.

nnTodos los niños miraron a Juancito, y Pedro dijo: n- No quiero caerme, ¡voy a cuidar mis pies para que me lleven lejos! nnJuancito se levantó, más fuerte que antes. n- ¡Ahora sé que debo cuidarme mejor! nn- ¡Exacto! - añadió Sofía.

n- ¡Cuidemos todos nuestro cuerpo! nnEl maestro sonrió mientras el resto de los niños se unieron en un grito alegre. nn- ¡Siempre cuidemos y respetemos nuestros cuerpos! - concluyó el maestro Daniel, mientras todos se reían y volvían a jugar en el aula.

nnY así, ese día especial, los peques aprendieron que cuidar de su cuerpo es una aventura divertida y necesaria que deben vivir todos los días.

FIN.

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