Un día lleno de amigos
Había una vez un niño llamado Leo que comenzó a sentirse muy solo en el instituto. Solía ser muy extrovertido y tenía muchos amigos, pero algo había cambiado y ahora se sentía invisible para los demás.
Un día, mientras caminaba por los pasillos del instituto con la mirada hacia abajo, Leo escuchó una risa contagiosa que llamó su atención. Levantó la vista y vio a un grupo de niños jugando y divirtiéndose juntos.
Se acercó tímidamente y preguntó si podía unirse a ellos. "¡Claro que sí!"- respondió uno de los niños con una sonrisa amable. Desde ese día, Leo comenzó a pasar más tiempo con sus nuevos amigos.
Juntos reían, jugaban al fútbol durante el recreo e incluso se ayudaban mutuamente en las tareas escolares. Por primera vez en mucho tiempo, Leo se sentía parte de algo especial. Sin embargo, no todo siempre era perfecto.
Un día, mientras estaban jugando al fútbol, Leo cometió un error y hizo perder el partido a su equipo. Se sintió muy mal consigo mismo y pensó que sus amigos lo iban a dejar de lado por ser tan torpe.
Pero para sorpresa de Leo, sus amigos se acercaron a él después del partido con una actitud comprensiva. "Leo, todos cometemos errores", dijo uno de ellos. "Lo importante es aprender de ellos y seguir adelante juntos".
Este incidente enseñó a Leo una valiosa lección: todos cometen errores y nadie es perfecto. Sus amigos lo aceptaban tal como era porque valoraban su compañía más allá de cualquier error que pudiera cometer.
Con el tiempo, Leo se dio cuenta de que no estaba solo en su sentimiento de soledad. Había otros niños en el instituto que también se sentían invisibles y solos. Decidió hacer algo al respecto. Leo organizó un día especial en el instituto llamado "El día de la amistad".
Invitó a todos los niños a participar en actividades divertidas y a conocerse mejor. Creó juegos de equipo donde todos tuvieran que trabajar juntos para lograr un objetivo común.
Ese día, las risas llenaron los pasillos del instituto y las sonrisas brillaron en los rostros de todos los niños. Leo se sintió feliz al ver cómo su iniciativa había traído alegría y amistad a aquellos que se sentían solos.
A partir de ese momento, Leo supo que siempre habría momentos difíciles, pero también sabía que podía contar con sus amigos para superar cualquier obstáculo. Aprendió la importancia de ser valiente, comprensivo y solidario con aquellos que lo necesitaban.
Y así, Leo dejó atrás su sensación de soledad y descubrió un mundo lleno de amistad y felicidad en el instituto.
FIN.