Era un día lluvioso en la escuela María Auxiliadora, y los niños estaban ansiosos por salir al recreo.
Pero la lluvia no daba tregua, así que la maestra Laura tuvo una brillante idea para entretener a sus alumnos.
-¡Chicos, en vez de jugar afuera, hoy tendremos un concurso de pintura!
-exclamó la maestra con entusiasmo.
-¿En serio?
¡Eso suena genial!
-respondieron los niños emocionados.
Así que, en lugar de aburrirse por la lluvia, todos los niños se pusieron manos a la obra, cada uno con sus colores y pinceles, para plasmar en sus hojas sus ideas más creativas.
Mientras pintaban, la maestra les contó la historia de grandes pintores de la historia, inspirando a los niños a dar lo mejor de sí.
Al final, se expusieron todos los cuadros y se premió la creatividad y el esfuerzo de cada uno.
Los niños aprendieron que, aunque el día estuviera gris, siempre hay formas creativas de divertirse y aprender.
Y así, la lluvia no logró arruinar su día en la escuela María Auxiliadora.