Un día mágico en el jardín de infantes



Era un hermoso día soleado en el Jardín de Infantes "El Arcoíris", donde los pequeños se preparaban para una jornada llena de aventuras. La maestra Lila, con su eterno sombrero de colores brillantes, hizo sonar la campanita.

"¡Buenos días, chicos! Hoy vamos a descubrir un tesoro muy especial," anunció Lila, mientras sus ojos brillaban de emoción.

"¿Un tesoro? ¡Quiero encontrarlo!" gritó Tomi, un niño de rulos que siempre estaba lleno de energía.

"Sí, pero no será un tesoro común. Vamos a buscar cosas que hagan feliz a cada uno de nosotros," explicó Lila.

Los niños estaban intrigados.

"¿Cómo un tesoro puede ser algo que nos haga felices?" preguntó Ana, la más curiosa del grupo.

"Cada uno de ustedes tiene algo que lo hace sonreír. Vamos a buscar esas cosas dentro de nuestro jardín mágico. ¿Listos para la aventura?"

Todos gritaron al unísono: "¡Sí!"

Comenzaron a explorar. La maestra Lila les dio una hoja de papel en blanco a cada uno y les dijo: "Dibuja algo que te haga feliz mientras lo buscamos. Después, compartiremos nuestras historias.

Tomi corrió hacia el jardín, donde encontró un colibrí revoloteando entre las flores.

"¡Mirá, Lila! Este pájaro es tan colorido. Me hace feliz verlo volar," dijo mientras dibujaba.

Mientras tanto, Ana encontraba un lugar tranquilo bajo un árbol frondoso.

"Aquí me siento tranquila y feliz con el canto de las aves," decía Ana, muy contenta con su dibujo.

Pero de repente, un viento fuerte sopló y la hoja de Lila voló lejos.

"¡Oh no!" exclamó Lila, con un toque de preocupación.

Los niños, al ver esto, corrieron detrás de la hoja, pero el viento era más rápido. Se lanzaron a la búsqueda, persiguiendo el papel hasta que llegó a un pequeño estanque.

"¡Allí está!" gritó Tomi.

Pero antes de que pudieran alcanzarla, un pequeño sapo saltó y atrapó la hoja con su lengua.

"¡Dale, amigo sapo! Devuélveme mi dibujo, por favor!" suplicó Lila, riendo por la situación.

El sapo, curioso, miró el dibujo de la maestra y se lo devolvió.

"¡Gracias, sapo! Eres un gran amigo," dijo Lila, acariciando al sapo, que se sintió muy orgulloso.

Los niños rieron a carcajadas. Ana dijo: "¡Es un sapo mágico!"

"Claro, ¡un sapo feliz!" respondió Lila.

Continuaron su búsqueda y llegaron a un arbusto donde encontraron mariposas de todos los colores.

"Este es un tesoro, miren cuántas mariposas!" gritó Tomi.

"¡Sí, me hacen muy feliz!" completó Analia, que las observaba asombrada.

"¿Ven? Esto es lo que quería que encontraran, cosas que nos llenan de alegría y nos rodean todo el tiempo," dijo Lila.

Finalmente, al volver al salón, cada niño presentó su dibujo.

"Yo dibujé mi familia," dijo Juanito, sosteniendo su hoja con orgullo.

"Yo dibujé una puesta de sol porque me gusta mirar el cielo," comentó Ana.

Cuando llegó el turno de Lila, mostró su dibujo lleno de colores: un gran árbol con niños alrededor.

"Este es mi tesoro, su felicidad y amistad. Siempre los llevo en mi corazón. Su risa y alegría son lo que más me gusta," explicó.

Los niños aplaudieron emocionados y se abrazaron.

"Hoy no solo encontramos un tesoro, sino que descubrimos lo importante que es compartir lo que nos hace felices," dijo Lila.

Y así, termino el día mágico en el jardín de infantes, donde aprendieron que la felicidad puede encontrarse en las pequeñas cosas y que compartirla crea un lazo más fuerte entre ellos.

Todos regresaron a casa con una sonrisa, llevando consigo el mejor tesoro: la alegría compartida.

FIN.

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