Un día mágico en la EP 29
Era un día soleado en San Miguel, y los estudiantes de la EP 29 estaban llenos de emoción. Habían escuchado rumores de que un grupo de educadores digitales venía a su escuela para ofrecer talleres interactivos. Todos querían saber qué era eso de la educación digital.
Cuando llegó el gran día, el patio de la escuela estaba decorado con globos de colores. Los alumnos, con sus mochilas bien cargadas y sonrisas radiante, esperaban en fila. Justo a las 9 en punto, el director, el señor Martínez, dio la bienvenida a los visitantes.
"¡Buenos días, chicos! Hoy tenemos la suerte de recibir al equipo de educación digital. ¡Aplausos para ellos!"
El grupo de educadores, liderado por una joven llamada Sofía, se presentó con entusiasmo.
"¡Hola a todos! Soy Sofía y junto con mi equipo, queremos compartir con ustedes la magia de la tecnología. ¿Están listos para aprender?"
Los alumnos gritaron al unísono:
"¡Sí!"
El primer taller estuvo destinado a la creación de historias digitales. Sofía explicó cómo podían usar tablets y computadoras para dar vida a sus propias narraciones.
"Imaginen que pueden contar cualquier aventura!" dijo ella, mientras proyectaba un video de un dragón amistoso.
Los niños se miraron emocionados. Samuel, un niño de la primera fila, levantó la mano y preguntó:
"¿Podemos hacer un dragón de mascota en nuestra historia?"
"¡Claro! Pueden ser lo que quieran. La imaginación es el límite!" respondió Sofía con una sonrisa.
Después de una hora de escritura creativa, los chicos compartieron sus historias. La de Samuel fue la más aplaudida. Hablaba de un dragón que podía volar y hacer malabares con estrellas. Sin embargo, algo sorprendió a todos: una de sus compañeras, Valentina, que nunca había hablado mucho en clase, presentó un cuento increíble sobre un unicornio que ayudaba a sus amigos.
"¡Eso fue espectacular!" exclamó uno de sus amigos. Valentina, que había dudado al principio, se sonrojó de felicidad y dijo:
"Gracias, me animé a contarlo porque me inspiré en la historia del dragón. ¡Quería hacer algo igual de genial!"
A medida que avanzaba el día, los talleres continuaron. Luego de la creación de historias, el equipo educacional organizó una sesión de robótica. Los estudiantes aprendieron a programar pequeños robots que podían seguir instrucciones y moverse. Sofía mostró un video de un robot que podía hacer tareas en la casa.
"¿Alguien quiere probar codificar?" preguntó.
Luca, siempre curioso, saltó de emoción:
"¡Yo, yo!"
Sofía lo invitó a la mesa de trabajo, donde con la ayuda de unos bloques de programación, Luca logró que un pequeño robot siguiera una línea azul dibujada en el piso. Todos lo aplaudieron.
"¡Es un verdadero ingeniero!" dijo una compañera.
Pero la magia del día no terminó ahí. De pronto, el equipo de educadores anunció un desafío final. Todos debían trabajar en equipos para crear un pequeño proyecto usando lo aprendido. Los grupos se formaron rápidamente, y todos mostraron una colaboración increíble.
"Podemos hacer una mini película sobre nuestras mascotas. ¡Me trae muchas ideas!" sugirió Valentina.
Los alumnos comenzaron a trabajar juntos con entusiasmo. Mientras grababan y editaban su proyecto, comenzaron a surgir diferencias de opiniones sobre cómo hacerlo.
"Es mi turno de narrar, quiero que el unicornio sea el protagonista!" insistía Valentina.
"¿Y si el dragón también aparece?" propuso Samuel, buscando hacer las paces.
Después de algunas charlas y risas, llegaron a un compromiso.
Transcurrieron las horas, y finalmente, terminaron de editar su mini película llamada "El Dragón y el Unicornio: La Aventura Amistosa". Todos estaban emocionados y nerviosos al mismo tiempo mientras se preparaban para mostrarlo.
Cuando se apagaron las luces y la proyección empezó, todos los estudiantes no podían contener la risa. Vieron su historia cobrar vida en la pantalla y se sintieron orgullosos de su trabajo. Sofía y su equipo estaban asombrados por la creatividad que brotaba de esos niños.
"¡Bravo, chicos! Este corto es una verdadera obra de arte!" exclamó Sofía mientras todos aplaudían.
Al concluir el día, el director Martínez les agradeció.
"Hoy han demostrado que, con un poco de imaginación y trabajo en equipo, pueden crear cosas maravillosas. ¡Felicitaciones a todos!"
Los alumnos se despidieron entre risas y buenos deseos. Samuel, Valentina y Luca prometieron seguir explorando el mundo de la tecnología juntos, inspirados por el gran día.
"¡Hasta la próxima aventura!" gritó Samuel, mientras el sol se ocultaba detrás de los edificios de San Miguel.
Y así, el día terminó, pero el aprendizaje y la amistad que habían forjado permanecerían en sus corazones, listos para vivir más aventuras.
FIN.