Un día mágico en la playa



Era un hermoso día de primavera cuando Mariana y Sofía decidieron sorprender a su hermano Lucas, que vivía en una casita al lado del mar. Desde que Lucas se mudó, las chicas soñaban con visitarlo. Así que empacaron unas galletas, una pelota de fútbol y, por supuesto, sus trajes de baño.

"¡No puedo esperar a hacer castillos de arena!" - exclamó Sofía, saltando de emoción.

"Y yo estoy lista para zambullirme en el agua!" - agregó Mariana, sonriendo.

Al llegar, un fresco olor a mar las recibió. El sol brillaba y las olas susurraban melodías que invitaban a saltar y jugar. Al ver a su hermano en el muelle, las chicas corrieron hacia él.

"¡Lucas!" - gritaron al unísono.

"¡Mariana! ¡Sofía! Qué alegría verlas!" - respondió Lucas, abrazándolas fuertemente.

Tras las presentaciones y los abrazos, Lucas llevó a sus hermanas a la playa.

"Miren lo que encontré esta mañana" - dijo Lucas, sosteniendo un hermoso caracol en su mano.

Las chicas se acercaron, fascinadas.

"¡Es precioso! ¿Dónde lo encontraste?" - preguntó Sofía.

"Al fondo, cerca de las rocas. Hay muchos más. Quiero mostrarles, pero hay que tener cuidado con las olas." - respondió Lucas.

Así que decidieron explorar la zona, siempre vigilando las olas que iban y venían. De pronto, mientras buscaban caracoles, Sofía se quedó mirando algo en el agua.

"¡Lucas! ¡Mirá!" - gritó señalando un grupo de delfines saltando.

"¡Increíble! No suelen aparecer tan cerca. Es un buen día para la playa." - comentó Lucas, emocionado.

Después de unos minutos observando a los delfines, los tres decidieron volver a la arena.

"Hagamos un concurso de castillos de arena" - sugirió Mariana.

Las tres manos, llenas de arena, comenzaron a trabajar. Entre risas y juegos, construyeron un gran castillo con torres y un foso alrededor. Pero de repente, una ola más grande de lo normal llegó y arrasó con su obra.

"¡Noooo!" - gritaron las chicas, mirando cómo el agua se llevaba su castillo.

Lucas, viendo la tristeza en sus rostros, les dijo:

"No se preocupen, todo se puede reconstruir. A veces las cosas no salen como uno quiere, pero siempre hay otra oportunidad."

Con renovada energía, el trío volvió a hacer el castillo. Esta vez decidieron ponerle una base más resistente, usando conchas y piedras.

Mientras trabajaban, Mariana observó algo brillante en la arena.

"¡Miren esto!" - dijo emocionada.

Era una pequeña botella con un mensaje dentro.

"¿Qué será?" - preguntó Sofía.

"¡Abrámosla!" - sugirió Lucas.

Rompiendo un poco la botella, sacaron un papel enrollado. Al desenrollarlo, leyeron:

"Si encuentras esto, eres parte de una búsqueda del tesoro. Sigue las pistas hasta encontrar el tesoro escondido en la playa. La primera pista está cerca de donde el sol se oculta en el mar."

"¡Un tesoro!" - gritó Sofía.

"¡Vamos a encontrarlo!" - dijo Mariana, con la misma energía.

Siguiendo la pista, los tres comenzaron a buscar en la playa, cada vez más emocionados. Mientras se adentraban en la búsqueda, Lucas recordó dónde se encontraba el lugar mencionado.

"El sol se oculta en el oeste. Debemos buscar hacia aquella dirección, bajo las palmeras" - explicó, señalando.

Finalmente, después de unos minutos de búsqueda, encontraron una pequeña caja de madera semi enterrada en la arena. Mariana la desenterró, sus manos temblaban de emoción.

"¿Qué habrá dentro?" - preguntó ella.

Abrieron la caja con cuidado, y al mirar dentro, encontraron tres pulseras de conchas y una nota.

"Estas pulseras son un símbolo de nuestra aventura juntos. Llévenlas siempre para recordar este día especial" - leyeron.

"¡Qué lindo!" - dijo Sofía, mirando su pulsera.

"Fue un día mágico, lleno de sorpresas. A veces, las mejores cosas surgen de lo inesperado" - reflexionó Lucas, sonriendo.

Así, los tres hermanos pasaron el resto del día jugando en la playa, riendo y disfrutando del sol, con sus pulseras brillando al ritmo de las olas.

"¿Se imaginan cuántas historias contarán estas pulseras?" - dijo Mariana, mirando al horizonte.

"¡Y las que nos esperan en las próximas aventuras!" - aseguró Sofía, con una sonrisa.

Esa fue la primera de muchas visitas mágicas que tendrían juntos, cada una llena de descubrimientos, risas y nuevos recuerdos.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!