Un Dinosaurio en Busca de Amigos
Había una vez, en una lejana época prehistórica, un dinosaurio llamado Dino que vivía en una cueva oscura y misteriosa. Esta cueva estaba llena de esqueletos de otros dinosaurios que alguna vez habían sido sus amigos. Dino, en su corazón, sentía que los esqueletos estaban allí por un motivo especial, y no porque él quisiera hacerles daño.
Dino era un gran dinosaurio vegetariano, pero siempre había sentido curiosidad por la comida de sus antiguos amigos: los esqueletos. Un día, decidió que debía aventurarse en el mundo exterior en busca de nuevos sabores y, posiblemente, nuevos amigos. Así que, lleno de valentía, salió de su oscura cueva.
Cuando llegó al bosque, se encontró con un grupo de pequeños dinosaurios enérgicos que jugaban a la pelota.
"¡Hola! ¡Soy Dino! ¿Puedo jugar con ustedes?" - dijo emocionado.
"¿Dinosaurio vegetariano?" - preguntó una pequeña dinosauria llamada Lila. "Nosotros comemos frutas y vegetales, pero si te gustan los esqueletos…"
Dino se sintió un poco avergonzado. "No, no, no como esqueletos; sólo los miro porque un día me pregunté de qué estaban hechos. Pero, ¿qué frutas tenés?" -
Lila le mostró una planta llena de frutas brillantes.
"¡Son deliciosas!" - exclamó Dino, mordiéndolas. Nunca imaginó que la comida podría ser tan rica.
Mientras jugaban, un fuerte trueno resonó en el cielo. Todos se asustaron.
"¿Qué fue eso?" - gritó uno de los pequeños dinosaurios.
Dino, al ver su temor, les dijo: "No se preocupen, podemos escondernos en mi cueva. Es grande y segura."
Cuando llegaron a la cueva, los pequeños dinosaurios miraron asombrados los esqueletos que decoraban las paredes. Por un momento, se sintieron un poco nerviosos, pero Dino les explicó.
"Estos son los recuerdos de mis antiguos amigos y no deben tener miedo de ellos. Así como la lluvia nos hace sentir felices y tristes a la vez, los recuerdos son una parte de nosotros. Ven, les contaré sus historias."
Con cada relato, los pequeños dinosaurios se sintieron más cómodos.
"Una vez, dije a mí amigo Trico que escalaría la montaña más alta. No lo logré, pero me apoyó y juntos nos divertimos mucho. Cada esqueleto tiene una historia de amistad." - dijo Dino con nostalgia.
De repente, se escuchó un rugido aterrador del exterior. Era un gran dinosaurio carnívoro que parecía estar buscando entre las sombras.
"¡Ay, no!" - lloró Lila, "¿Qué vamos a hacer?"
"No teman, tengo un plan. Monten en mi espalda y yo los llevaré a un lugar seguro, lejos de este rugido espantoso." - les dijo Dino, intentando sonar valiente.
Así que, con los pequeños dinosaurios montados, Dino salió corriendo hacia el bosque. Con su gran tamaño, pudo superar varias ramas y algunos obstáculos. El gran dinosaurio carnívoro los siguió, pero al llegar a la cima de una colina, Dino se detuvo y se dio vuelta.
"¿Entendés por qué los esqueletos no son nuestros enemigos?" - preguntó, mirándolos a los ojos. "Porque representan la valentía de nunca rendirse. Así como yo no me rindo ante un enemigo, mis amigos, aunque ya no estén aquí, siempre vivirán en mi corazón."
El gran dinosaurio carnívoro, al ver la valentía de Dino y la unidad que había formado con los pequeños dinosaurios, decidió no perseguirlos más.
Regresaron todos juntos a la cueva donde Dino decidió hacer una gran fiesta de bienvenida para que todos los dinosaurios del bosque jugaran, sin miedo, en un lugar lleno de historias.
La cueva se llenó de risas, juegos y nuevos recuerdos que, aunque diferentes, resonarían por siempre.
Cuando Dino observaba a sus nuevos amigos jugar, comprendió que la verdadera valentía no consiste solo en no temer, sino en aprender a convivir con el pasado y apreciar lo que tenemos.
Desde entonces, la cueva de los esqueletos se convirtió en un centro de reunión para todos los dinosaurios, un sitio donde compartir historias, experiencias y, sobre todo, celebrar la amistad.
Y así fue como Dino, el dinosaurio de la cueva con esqueletos, transformó el miedo en amor y cada rincón oscuro en un lugar de alegría y comunidad.
FIN.