Un Encuentro de Amistad
Había una vez, en un pequeño pueblo argentino, una gatita llamada Michi. Ella era pequeña, de pelaje suave y ojos brillantes. Michi soñaba con tener grandes aventuras y hacer nuevas amistades. Un día, mientras exploraba el parque, vio un destello de luz que provenía de un castillo cercano. Intrigada, decidió investigar.
Cuando llegó al castillo, se encontró con una hermosa joven llamada Cenicienta, que estaba trabajando en el jardín.
"¡Hola! Soy Michi, ¿y vos quién sos?" - dijo la gatita, moviendo su cola emocionada.
"Hola, soy Cenicienta. Estoy cuidando el jardín porque tengo mucho que hacer antes de la fiesta del príncipe. Pero no me importa... ¡Me encantaría jugar contigo!" - respondió la joven, sonriendo.
Michi se sintió feliz de conocer a alguien tan dulce como Cenicienta. Juntas, comenzaron a charlar y a jugar. Michi ayudó a Cenicienta a regar las flores mientras le contaba historias sobre sus aventuras por el parque.
"¿Por qué no venís a la fiesta? Podés mostrarle a todos tus juegos y hacés nuevos amigos, Cenicienta." - sugirió Michi.
"¡Ay, no sé! Tengo tanto que hacer... y no tengo un vestido precioso para llevar." - respondió Cenicienta, un poco triste.
Michi pensó en esto y, decidida a ayudar a su nueva amiga, tuvo una brillante idea.
"¡Yo puedo ayudarte! ¡Te haré un vestido con flores y hojas del jardín!" - dijo con entusiasmo.
Cenicienta sonrió, llena de esperanza. Juntas recolectaron las flores más bonitas y empezaron a trabajar en el vestido. Cada pétalo que unían, creaba algo extraordinario y único.
Pero justo cuando estaban por terminar, un fuerte viento sopló y se llevó uno de los trozos del vestido.
"¡No! ¡¿Dónde fue? !" - exclamó Cenicienta, mientras buscaba desesperadamente.
"No te preocupes, ¡vamos a encontrarlo!" - dijo Michi con determinación.
Las dos comenzaron a buscar entre los arbustos y debajo de los árboles. Mientras buscaban, Cenicienta compartió sus sueños sobre el futuro.
"Quiero ser libre y vivir sin preocupaciones, poder ir a donde quiero y hacer lo que me haga feliz." - dijo. Michi, alentada por las palabras de su amiga, se dio cuenta de que las amistades son como flores: necesitan cuidados, amor y también un poco de aventura.
Finalmente, después de un rato de búsqueda, encontraron el trozo perdido en un rincón del jardín, atrapado en una rama.
"¡Lo encontramos!" - gritó Cenicienta, saltando de alegría.
"¡Te dije que podíamos lograrlo!" - celebró Michi.
Con el vestido finalmente acabado, llegó el día de la fiesta.
"¡Vas a brillar en la fiesta, Cenicienta!" - dijo Michi entusiasmada mientras ayudaba a su amiga a ponerse el vestido.
"Gracias a vos, Michi. Nunca hubiera podido hacerlo sin tu ayuda. Me siento como una verdadera princesa." - respondió Cenicienta con una gran sonrisa.
En la fiesta, todos estaban maravillados con el talento de Cenicienta y su vestido. Michi se sintió orgullosa de ver a su amiga disfrutar y hacer nuevos amigos.
"¿Ves? Todo es posible cuando tienes amigos que te apoyan" - dijo Michi mientras miraban a todos bailar.
Cuando la fiesta terminó, Cenicienta comprendió que la verdadera belleza radica en ser uno mismo y en tener amigos que te acompañen. Nunca olvidaría el día en que una pequeña gatita la ayudó a encontrar su valor.
Desde entonces, Michi y Cenicienta se volvieron mejores amigas, y juntas vivieron muchas más aventuras. Aprendieron que no importa cuán difíciles se vean las cosas, siempre hay espacio para la amistad y la creatividad, y que con un poco de esfuerzo y mucha alegría, ¡todo es posible!
FIN.