Un Encuentro en el Bosque



Era un día soleado en el bosque. Los árboles estaban llenos de vida y sonidos. Entre los arbustos, un tigre llamado Tigo se sentía un poco avergonzado de su aspecto. Mientras caminaba, se topó con un grupo de animales que jugaban en un claro. Todos eran amigos: los conejitos, las ardillas y hasta un viejo búho.

-Pero, ¿qué hago aquí? -pensó Tigo, sintiendo que no encajaba con ellos. Tenía un pelaje hermoso, pero su enorme tamaño aún le generaba inseguridad. A veces creía que los demás lo miraban con miedo.

Un día, mientras buscaba algo para comer, Tigo escuchó un fuerte grito.

-¡Ayuda! ¡Ayuda! -era la voz de un jabalí llamado Jabi, quien había caído en una trampa. Tigo, sorprendido, corrió hacia la dirección del sonido.

-¿Qué te pasó, amigo? -preguntó Tigo, algo nervioso, porque nunca había ayudado a nadie.

-Me atrapé en esta trampa, no puedo salir -lloró Jabi con lágrimas en los ojos.

Tigo, a pesar de su miedo, sintió que debía ayudar. Sabía que era más fuerte que la trampa, pero no quería lastimarse.

-Esto puede ser peligroso, Jabi. -dijo Tigo, pensando en su propia seguridad.

-Por favor, no dejes que me quede aquí. Nunca podré volver con mi familia -suplicó Jabi. Su voz temblaba de miedo.

Tigo tomó una respiración profunda y decidió que tenía que ser valiente, no solo por sí mismo, sino también por su nuevo amigo.

Con un movimiento ágil, empujó la trampa con su fuerte cuerpo y, sorprendentemente, esta cedió. Jabi pudo salir.

-¡Lo logré! -gritó Tigo, sintiéndose orgulloso. -¡Eres libre!

Jabi saltó de felicidad y agradeció a Tigo por su valentía.

-¡Gracias, Tigo! Nunca pensé que un tigre podría ser tan amigo de un jabalí como yo. Ahora, ¿me acompañas a buscar algo de comida? -invitó Jabi.

A Tigo le sorprendió la invitación, ya que pensaba que los animales evitarían estar con él.

-¿Yo? ¿Contigo? -preguntó, un poco nervioso.

-Claro, ¡ven! -sonrió Jabi. -No tienes que sentir vergüenza, en el bosque, todos somos amigos.

Durante el camino, los dos se adentraron en el bosque. Jabi mostraba a Tigo los mejores lugares para encontrar raíces y tubérculos. A medida que avanzaban, otros animales los observaban, pero esta vez, en lugar de asustarse, sentían curiosidad.

-¡Miren! -dijo una ardilla, -el tigre y el jabalí son amigos.

Los demás animales empezaron a acercarse, sorprendidos.

-Así es -respondió Jabi. -No hay que juzgar a los demás por su apariencia.

Tigo, escuchando esto, se sintió más feliz. La vergüenza que antes lo invadía empezaba a desvanecerse.

Ambos animales encontraban comida y compartían historias. Al final del día, Jabi le propuso:

-¿Te gustaría hacer una fiesta en el claro mañana? Invitemos a todos. ¡Sé que les encantaría saber que somos amigos!

-¡Me encantaría! -contestó Tigo, con una gran sonrisa.

Así fue como al día siguiente, todo el bosque se reunió en el claro. Tigo y Jabi compartieron sus delicias y disfrutaron de una hermosa jornada juntos. Los animales comenzaron a reunirse y pronto todos bailaban y reían como nunca antes.

Desde ese día, Tigo aprendió que no tenía que sentirse avergonzado por ser diferente, y Jabi comprendió que la amistad puede surgir en los lugares menos esperados.

Y así, el tigre y el jabalí no solo se hicieron grandes amigos, sino que también enseñaron a todos en el bosque que no importa la apariencia, lo que realmente cuenta es el corazón y la valentía de ser uno mismo.

FIN.

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