Un encuentro en el invierno



Era un fresco día de otoño cuando una cabra llamada Gracia se encontró con una oveja llamada Olivia en un hermoso prado. Las hojas crujían bajo sus patas y el aire estaba impregnado de un aroma dulce a tierra.

"Hola, oveja. ¿Cómo te llamás?" - preguntó Gracia, curiosa.

"Hola, cabra. Soy Olivia. ¿Viste qué lindo está el campo en esta época?" - respondió Olivia con una sonrisa.

Gracia y Olivia comenzaron a hablar y a compartir historias sobre sus vidas. Gracia siempre fue conocida por ser un poco traviesa, le encantaba explorar y encontrar nuevos lugares, mientras que Olivia era más tranquila, amaba estar con su manada de ovejas y disfrutar del calor de la compañía.

Cuando el invierno llegó, una helada cubrió el prado. La yerba se secó y no había comida para ninguna de las dos. Ambas se sintieron asustadas y solas. Gracia miró a su alrededor, pensando solo en su propia hambre.

"Tengo que ir a buscar comida para mí sola. No puedo quedarme aquí, esto es un desastre" - dijo Gracia, dando un salto para salir del prado.

Olivia, en cambio, se preocupó por su manada, que estaba lejos en un rincón más cálido del campo.

"No puedo dejar a mi manada sola. Ellos me necesitan, debo volver a ellos" - declaró Olivia, mientras se alejaba también.

Pasaron los días y a pesar de sus caminos separados, tanto Gracia como Olivia experimentaron desastres. Gracia se encontró en un lugar desconocido y lleno de peligros. Su actitud indomable la llevó a situaciones complicadas, y en un intento por llegar a la yerba verde, terminó atrapada en un arbusto espinozo.

Mientras tanto, Olivia, que había encontrado a su manada, se dio cuenta que aunque estaban juntas, tampoco había comida suficiente para todas. Sin embargo, la experiencia de estar con sus amigos la ayudó a ser más creativa. Juntas, idearon un plan para buscar comida en los alrededores. Tenían que ser solidarias y trabajar en equipo.

Al enterarse de que Gracia se había perdido, Olivia se preocupó.

"¡Debo ir a buscar a Gracia! Ella también necesita ayuda" - pensó. Con determinación, y sin dejar de lado sus instintos de unión, Olivia se dirigió en busca de su amiga.

Mientras tanto, Gracia intentaba salir del arbusto, cuando de repente escuchó una voz familiar. Era Olivia.

"¡Gracia! ¿Estás bien?" - preguntó preocupada.

"No, estoy atrapada. ¡Ayúdame!" - gritó Gracia.

Olivia no dudó un instante y rápidamente se acercó, empujando con su cuerpo y con mucho esfuerzo, logró liberar a Gracia.

"Te encontré. No quería dejarte sola, así que pensé en buscarte" - dijo Olivia, respirando con alivio. El espíritu de amistad llenó el aire.

Gracia sintió algo nuevo en su corazón.

"Gracias, Olivia. Siempre fui muy egoísta, pensando solo en mí misma. Pero ahora entiendo que hay más fuerza en la unión de amigos que en la soledad" - confesó la cabra, ligeramente avergonzada.

Ambas aprovecharon su nuevo entendimiento y juntas, comenzaron a explorar el campito. Al poco tiempo, encontraron una pequeña ladera donde el invierno no había sido tan cruel, había un poco de pasto verde. Con alegría, se pusieron a comer y reir juntas.

Durante el resto del invierno, Gracia y Olivia aprendieron a cuidar la una de la otra y formaron una sólida amistad, descubriendo así que compartir era mucho más gratificante que pensar solo en ellas mismas. Juntas también enseñaron al resto de la manada la importancia de unirse y colaborar ante las dificultades de la vida.

Cuando llegó la primavera, el campo brillaba de colores y la amistad de Gracia y Olivia floreció como las flores del prado, recordándoles siempre que la verdadera fuerza está en la unidad y el apoyo mutuo.

FIN.

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