Un Encuentro Inesperado



Una tarde soleada en la granja de Don Manuel, la vaca Clara pastaba tranquilamente en el campo. Mientras masticaba su pasto favorito, escuchó un ladrido alegre que provenía de una dirección desconocida. Curiosa, levantó la cabeza.

"¿Quién hace tanto ruido?" - se preguntó Clara, mirando a su alrededor.

Fue entonces que vio a Rocco, un perro mestizo que corría de un lado a otro, llenando el aire de alegría y energía.

"¡Hola! Yo soy Rocco, ¿y vos quién sos?" - ladró Rocco entusiasmado, moviendo su cola como si fuera un ventilador.

"Hola, Rocco. Soy Clara, la vaca. No suelo ver perros por acá. ¿Qué haces tan cerca de mi campo?" - respondió Clara, un poco intrigada.

"Vine a explorar. Me encanta conocer nuevos amigos y lugares. ¿No querés jugar?" - propuso Rocco, saltando con alegría.

Clara rió y dijo:

"¿Jugar? Pero yo no sé jugar como vos. Soy una vaca. Solo pastoreo y descanso."

"¡Eso no importa! Cada uno juega a su manera. Ven, intentemos, yo puedo enseñarte a correr y vos me podés mostrar cómo mulas el pasto" - sugirió Rocco.

Clara sintió un cosquilleo de emoción en su pancita. Aunque nunca había jugado con un perro, decidió darle una oportunidad.

Así que Rocco empezó a correr alrededor de Clara, invitándola a seguirlo. Al principio, Clara tropezó con sus patas, pero pronto se dio cuenta de que podía jugar a su ritmo, así que empezó a moverse un poco más rápido. Rocco la animaba a cada rato:

"¡Bien, Clara! ¡Lo estás haciendo genial!" - ladró emocionado.

Luego, Clara tuvo la idea de jugar a esconderse. Se agachó detrás de un gran árbol y Rocco la buscaba.

"¡Te encontré!" - dijo Rocco, saltando alrededor. Clara no podía parar de reír.

Después de un rato jugando, Clara se sentó a descansar y dijo:

"Sabés, Rocco, nunca creí que podía jugar así. Para mí, la vida era solo pasto y tranquilidad."

"Eso es lo bueno de hacer nuevos amigos, Clara. Siempre se puede aprender algo nuevo" - respondió Rocco, agradecido por la amistad que estaban formando.

Pasaron la tarde hablando y aprendiendo sobre sus diferentes vidas. Rocco le contó sobre el pueblo donde vivía y cómo le encantaba correr detrás de las bicicletas. Clara, por su parte, le habló sobre la calma del campo, el sonido de las aves y el sabor del pasto fresco.

Pero, justo cuando todo parecía perfecto, un grupo de animales venía acercándose. Eran caballos y gallinas, todos mirando con desdén a Rocco.

"¿Qué hace un perro jugando con una vaca?" - bufó uno de los caballos.

Rocco se sintió incómodo y Clara, al verlo, decidió intervenir:

"¡Esperen! No importa si él es un perro y yo soy una vaca. ¡La amistad no tiene límites!" - exclamó Clara con firmeza.

Los demás animales se detuvieron, sorprendidos por la valentía de Clara.

"Es cierto, a veces creemos que los demás solos pueden hacer cosas diferentes a nosotros, pero eso no es verdad. Todos tenemos algo especial para compartir" - añadió Rocco.

La valentía de Clara y las palabras de Rocco llegaron a los corazones de los demás animales. Los caballos se miraron entre sí, y uno de ellos, que siempre había sido muy serio, dijo:

"Quizás no deberíamos juzgar sin conocer" - aceptó.

Así, poco a poco, otros animales comenzaron a acercarse. Clara y Rocco, en lugar de sentirse aislados, se convirtieron en el centro de atención. Todos empezaron a jugar juntos, fomentando una alegría contagiosa en la granja.

Al final del día, Clara y Rocco se despidieron, prometiendo encontrarse nuevamente al otro día.

"Nunca pensé que podría hacer un amigo tan diferente a mí. Gracias, Rocco" - dijo Clara con una sonrisa.

"¡Y yo gracias a vos, Clara! La amistad es lo que más disfruto en la vida" - respondió Rocco.

Desde aquel encuentro, Clara y Rocco se volvieron inseparables. Juntos enseñaron a todos en la granja que no importa la apariencia o las diferencias, lo que verdaderamente importa es el corazón. Y así empezó una hermosa amistad que duró para siempre, inspirando a otros a abrir sus puertas a nuevas amistades, sin prejuicios.

Y colorín colorado, esta historia ha terminado. Pero la lección queda: la verdadera amistad no conoce barreras.

FIN.

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