Un encuentro que cambió vidas



Había una vez un bebé llamado Said, que siempre estaba lleno de energía y curiosidad.

Un hermoso día soleado, su mamá Estefania decidió llevarlo a pasear al parque para que pudiera disfrutar del aire fresco y los colores de la naturaleza. Cuando llegaron al parque, Said abrió sus ojos como platos y comenzó a señalar todo lo que veía. "¡Mamá, mira las flores! ¡Y los árboles altos!", exclamó emocionado.

Estefania sonrió y le dijo: "Sí, mi amor, el parque está lleno de maravillas". Mientras caminaban por el sendero del parque, Said notó algo especial en el césped. Era un pequeño pajarito con su alita lastimada.

El bebé se acercó con cuidado y trató de hablarle al pájaro herido. "No te preocupes amigo, voy a buscar ayuda", dijo Said con ternura en su voz.

Estefania se agachó junto a él y le explicó: "A veces encontramos cosas tristes en nuestro camino, pero siempre podemos hacer algo para ayudar". Juntos buscaron a alguien que pudiera asistir al pajarito lastimado. De repente apareció Lucas el jardinero del parque. Lucas era un hombre amable y comprensivo con todos los seres vivos.

Al ver la situación del pajarito herido, no dudó en actuar rápidamente. Lucas tomó al pajarito entre sus manos con mucho cuidado y le dio algunas gotas de agua para hidratarse mientras buscaba una caja segura donde colocarlo.

Said y Estefania observaban atentamente, admirando la bondad de Lucas. Mientras tanto, en el otro extremo del parque, un niño llamado Tomás estaba jugando con su pelota. Pero accidentalmente pateó tan fuerte que la pelota voló hacia donde estaban Said y Estefania.

El bebé vio venir la pelota directo hacia él y gritó: "¡Cuidado mamá!"Estefania reaccionó rápidamente y atrapó la pelota justo a tiempo. Tomás corrió hacia ellos para disculparse por su error.

"Lo siento mucho, no fue mi intención asustarlos", dijo avergonzado. Said miró a Tomás con una sonrisa amigable y le dijo: "No te preocupes, todos cometemos errores". Estefania también tranquilizó al niño diciéndole que todo estaba bien.

Tomás se sintió aliviado al ver que no le habían guardado rencor. De repente, el pequeño pájaro herido comenzó a cantar desde su caja improvisada. Era como si quisiera mostrarles su gratitud por haberlo ayudado.

Todos quedaron maravillados ante el hermoso canto del pajarito recuperándose gracias a los cuidados de Lucas. Se dieron cuenta de lo importante que es estar atentos a las necesidades de los demás y cómo un pequeño gesto puede hacer una gran diferencia en sus vidas.

Desde ese día, Said, Estefania, Lucas y Tomás se hicieron amigos inseparables en el parque. Juntos aprendieron sobre empatía, amabilidad y solidaridad mientras disfrutaban de cada aventura que les esperaba.

Y así, el bebé Said y su mamá Estefania descubrieron que cada día en el parque era una oportunidad para aprender, crecer y compartir momentos inolvidables con aquellos que los rodeaban.

FIN.

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