Un equipo inesperado



En un bosque lleno de vida, donde los árboles susurraban con el viento y los rayos del sol se filtraban entre las hojas, vivía una hormiga llamada Ana. Ana era conocida por ser la hormiga más trabajadora de toda la colonia. Desde que salía de su pequeño hormiguero al amanecer, se dedicaba a recolectar alimentos y a ayudar a sus compañeras.

Un día, mientras buscaba migas de pan, se encontró con un oso hormiguero llamado Oscar que estaba demasiado preocupado por su apariencia.

"¡Hola! ¿Quién sos?" - preguntó Ana, levantando la vista.

"Soy Oscar, el oso hormiguero. Busco hormigas, pero parece que no me quieren cerca" - respondió con un tono triste.

Ana, siempre amable, le dijo:

"No te preocupes, Oscar. No todas las hormigas tienen miedo de vos. ¿Por qué no te juntas a nosotros? Podés ver que no somos tan malas".

Oscar se sintió un poco mejor, así que le sugirió:

"Pero, ¿qué podés ofrecerme a mí, un oso tan grande?"

"Trabajo en equipo. Yo busco comida y vos podrás ayudarme a recogerla" - contestó Ana llenándose de entusiasmo.

Oscar pensó que podría ser una buena idea, así que decidió unirse a Ana en su búsqueda.

Mientras recolectaban juntos, de pronto escucharon un gran ruido detrás de unos arbustos.

"¿Qué fue eso?" - preguntó Oscar, asustado.

"¡No lo sé! Vamos a ver..." - repuso Ana, intrigada.

Al acercarse, vieron a un grupo de ratones atrapados en una trampa.

"¡Oh no! Hay que ayudarles, Oscar!" - dijo Ana.

"¿Pero cómo? ¡Yo soy solo un oso!" - protestó Oscar.

Ana pensó un momento y dijo:

"¡Tú eres fuerte! Podés usar tu fuerza para mover el trapo de la trampa y yo me encargaré de sacar a los ratones".

Oscar, aunque inseguro, se acercó y empezó a mover la trampa con cuidado.

"Eso es, Oscar, ¡más fuerte!" - alentó Ana.

Finalmente, con la fuerza de Oscar y la valentía de Ana, lograron liberar a los ratones.

"¡Gracias! No sabemos qué hubiéramos hecho sin ustedes!" - dijeron los ratones con gratitud.

Ana y Oscar se sintieron muy felices por haber ayudado.

"Ves, Oscar, juntos somos un gran equipo" - le sonrió Ana.

La historia de la hormiga trabajadora y el oso hormiguero comenzó a rumorear por el bosque. Las hormigas dejaron de tener miedo de Oscar, y él aprendió que, además de ser poderoso, tenía la capacidad de ser un buen amigo.

Pasaron los días y se hicieron inseparables. Al volver a su hogar, Oscar se sentía orgulloso y lleno de alegría como nunca antes.

"Ana, creo que he descubierto algo importante..." - dijo Oscar con una gran sonrisa.

"¿Qué es, Oscar?" - preguntó Ana curiosa.

"Que ayudar a los demás me hace sentir mucho mejor que solo pensar en mí mismo".

Desde aquel día, Oscar se convirtió en un guardián de la colonia de hormigas, siempre protegiéndolas y ayudándolas en sus tareas. La hormiga Ana continuó trabajando duro, pero ahora su vida estaba llena de aventuras emocionantes y una gran amistad.

Y así, en el bosque, quedó demostrado que, no importa cuán diferentes seamos, la verdadera unión y el trabajo en equipo pueden superar cualquier miedo y construir lazos fuertes de amistad.

FIN.

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