Un evento solidario



Emma y Simón eran dos amigos muy curiosos que siempre estaban en busca de aventuras. Un día decidieron visitar el supermercado Herbe en Ramallo para descubrir todas las maravillas que se encontraban dentro.

Al entrar al supermercado, se quedaron maravillados al ver los pasillos llenos de productos coloridos y apetitosos.

Emma señaló emocionada un cartel que mostraba una lista de cosas que podían comprar:- ¡Mira, Simón! Aquí podemos encontrar frutas frescas, verduras, cereales, golosinas, juguetes y muchas cosas más. ¡Es como un mundo mágico! Simón asintió con entusiasmo y juntos comenzaron a recorrer cada pasillo del supermercado.

Descubrieron frutas y verduras de todos los colores y tamaños, dulces tentadores que les hacían agua la boca, juguetes divertidos que les llamaban la atención y hasta productos de limpieza con aromas deliciosos. - ¡Este lugar es increíble! -exclamó Simón mientras sostenía una caja de galletitas con una sonrisa enorme.

Pero mientras seguían explorando el supermercado, notaron algo peculiar: algunas personas tenían dificultades para alcanzar los productos en los estantes más altos o para leer las etiquetas de los productos. Emma y Simón sintieron empatía por esas personas e inmediatamente buscaron la forma de ayudar.

- ¿Qué podemos hacer para que todos puedan disfrutar del supermercado como nosotros? -se preguntó Emma en voz alta. Entonces tuvieron una brillante idea: decidieron organizar un pequeño evento solidario en el supermercado Herbe.

Invitaron a sus amigos y vecinos a donar alimentos no perecederos y artículos de primera necesidad para aquellas personas que más lo necesitaban. La noticia se difundió rápidamente por todo Ramallo y el día del evento llegó mucha gente al supermercado Herbe.

Emma y Simón lideraron la iniciativa con alegría, distribuyendo alimentos entre las familias necesitadas y ayudando a aquellos con discapacidades visuales o físicas a encontrar lo que buscaban. La solidaridad llenó el ambiente del supermercado Herbe esa tarde.

Todos se unieron para colaborar con quienes más lo necesitaban, demostrando cómo pequeños gestos pueden marcar una gran diferencia en la comunidad.

Al finalizar el evento, Emma abrazó a Simón emocionada:- ¡Hicimos algo increíble hoy! Ayudamos a muchas personas y demostramos que juntos podemos lograr grandes cosas. Simón asintió felizmente:- Sí, Emma. A veces solo hace falta un poco de empatía y solidaridad para cambiar vidas. Estoy orgulloso de ser tu amigo.

Y así, entre risas y abrazos, Emma y Simón comprendieron la importancia de ayudar al prójimo y trabajar juntos por un mundo mejor mientras salían del supermercado Herbe con el corazón lleno de gratitud por haber vivido esa experiencia tan especial juntos.

FIN.

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