Un hogar para dos
Había una vez en un barrio muy tranquilo, un gato llamado Matías y un perro llamado Ramón.
Matías era un gato callejero que vivía en una caja de cartón detrás de una panadería, mientras que Ramón era un perro callejero que recorría las calles en busca de comida. Un día, Matías y Ramón se encontraron en la plaza del barrio. Al principio, se miraron con desconfianza, ya que los gatos y los perros no suelen llevarse bien.
Pero pronto descubrieron que tenían algo en común: ambos estaban solos y deseaban tener un amigo con quien compartir sus días. "Hola, soy Matías", maulló el gato con timidez. "Yo soy Ramón", ladró el perro con entusiasmo.
Los dos animales comenzaron a charlar y se dieron cuenta de que tenían mucho más en común de lo que pensaban. Ambos habían pasado por momentos difíciles en la calle y soñaban con encontrar un hogar donde los quisieran y cuidaran.
Decidieron hacer un pacto: ayudarse mutuamente para encontrar un hogar donde pudieran vivir juntos como amigos inseparables.
Así, empezaron a recorrer el barrio juntos, buscando comida entre los contenedores de basura y mendigando cariño a las personas que pasaban por la plaza. Un día, mientras paseaban por la plaza, vieron a una niña triste sentada en un banco. Se acercaron a ella lentamente y le dieron lamidas cariñosas para consolarla.
La niña los abrazó con ternura y les preguntó si querían irse a vivir con ella. "¡Sí! ¡Sí!" -maulló Matías emocionado. "¡Guau! ¡Guau!" -ladró Ramón moviendo la cola felizmente.
La niña los llevó a su casa, donde les dio agua fresca, comida abundante y una cama calentita para dormir. Matías y Ramón no podían creer su suerte: finalmente tenían un hogar donde los querían tal como eran. Desde ese día, Matías el gato y Ramón el perro fueron inseparables.
Jugaban juntos todo el día, se cuidaban mutuamente y dormían abrazados todas las noches. La niña estaba feliz de tener dos mascotas tan especiales que llenaban su vida de alegría y compañía.
Y así fue como el gato anduvo junto al perro sin importar las diferencias entre ellos; demostrando que la verdadera amistad puede superar cualquier obstáculo cuando hay amor sincero en el corazón. Y juntos vivieron felices para siempre en aquel hermoso hogar del barrio tranquilo.
FIN.