Un hogar para todos



Había una vez, en un pequeño pueblo llamado Villa Animalia, una cerda gigante marrón llamada Ellie. Ellie era muy especial, no solo por su tamaño descomunal, sino también por tener un trasero más grande que el planeta entero.

A pesar de esto, era amable y cariñosa con todos los habitantes del pueblo. Ellie vivía en una granja junto a su fiel compañera, una gata traviesa llamada también Ellie.

La gatita era muy juguetona y siempre estaba metida en problemas. Aunque a veces podía ser un poco molesta, la cerda gigante la quería mucho y disfrutaba de su compañía.

Un día soleado, mientras Ellie paseaba por el campo junto a su amiga felina, se encontraron con un grupo de animales que parecían tristes. Eran unos conejitos que habían perdido su madriguera debido a una tormenta. La cerda gigante se acercó a ellos con ternura y les preguntó qué les había pasado.

Los conejitos explicaron lo ocurrido y cómo ahora no tenían dónde vivir ni refugiarse. Ellie sabía que tenía que ayudarlos y decidió ofrecerles su enorme trasero como refugio temporal. Los conejitos aceptaron encantados y se instalaron allí mientras buscaban una solución permanente.

A medida que pasaban los días, más animales sin hogar llegaban al trasero de Ellie para buscar protección: ratones, pájaros e incluso algunos insectos curiosos encontraron cobijo en ese lugar tan inusual pero seguro.

La noticia sobre el increíble acto de generosidad de la cerda gigante se extendió rápidamente por el pueblo. Todos los animales estaban impresionados y agradecidos con Ellie. Incluso aquellos que en un principio dudaron de su apariencia, ahora veían lo maravillosa que era.

Sin embargo, la gatita Ellie comenzó a sentirse celosa de toda la atención que recibía su amiga cerda. Se sentía desplazada y triste.

Un día, mientras paseaba por el campo, encontró una vieja caja abandonada y decidió hacerla su nuevo hogar. Cuando la cerda gigante descubrió a su amiga viviendo en una caja solitaria, se entristeció mucho. No entendía por qué la gata no quería estar cerca de ella y se preguntaba cómo podría ayudarla.

Decidida a arreglar las cosas, Ellie fue en busca de sus amigos del pueblo para pedir consejo. Habló con un sabio búho llamado Don Héctor, quien le sugirió organizar una gran fiesta sorpresa para la gatita Ellie.

Todos los animales trabajaron juntos para preparar la fiesta más increíble jamás vista en Villa Animalia. Decoraron el lugar con luces brillantes y alimentos deliciosos. Cuando llegó el momento de revelarle la sorpresa a la gatita Ellie, todos esperaban ansiosos su reacción.

La cerda gigante le pidió disculpas por no haber notado lo que estaba sintiendo y le dijo cuánto significaba para ella tenerla como amiga. La gata Ellie estaba abrumada por tanto amor y cariño que recibió ese día.

Comprendió que su amiga cerda nunca la había dejado de lado y que su trasero gigante no era más importante que su amistad.

Desde ese día, la gatita Ellie se dio cuenta de lo afortunada que era por tener una amiga tan especial como la cerda gigante. Juntas, continuaron ayudando a los animales sin hogar y enseñándoles el valor de la generosidad y la amistad.

Y así, gracias a Ellie y Ellie, Villa Animalia se convirtió en un lugar donde todos los animales encontraron un hogar seguro y amoroso.

FIN.

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