Un lazo de amistad



Había una vez en un pequeño pueblo, un niño llamado Tomás que vivía en una humilde casita junto a su mamá. A pesar de no tener muchas cosas materiales, eran muy felices juntos.

Por otro lado, en la otra punta del pueblo vivía Lucas, un niño de la misma edad que Tomás pero perteneciente a una familia muy adinerada.

Lucas tenía todo lo que quería: juguetes caros, ropa de marca y una gran casa con jardín y piscina. Un día, mientras Tomás jugaba con su pelota vieja en el parque, vio a Lucas con sus juguetes caros y sintió envidia. Se acercó tímidamente y le preguntó si podía jugar con él.

Lucas lo miró de arriba abajo y dijo con desdén: "Tú no puedes jugar conmigo, eres pobre". Tomás se sintió triste y avergonzado, así que se alejó sin decir nada. Esa noche, Tomás le contó a su mamá lo sucedido en el parque.

Su mamá lo abrazó con ternura y le dijo: "No importa cuánto tengas materialmente, lo más importante es ser bueno y generoso". Tomás pensó en las palabras de su mamá antes de dormir.

Al día siguiente, mientras paseaba por el pueblo, escuchó unos sollozos provenientes de un callejón. Al acercarse descubrió a Lucas sentado en el suelo llorando porque había perdido su juguete favorito.

Sin dudarlo, Tomás se acercó a él y le tendió su pelota vieja para consolarlo. "¿Qué haces aquí?" -preguntó sorprendido Lucas entre lágrimas. "Vine a ayudarte", respondió Tomás amablemente. Lucas aceptó la ayuda de Tomás y juntos buscaron por todo el lugar hasta encontrar el juguete perdido.

Desde ese momento algo cambió dentro de Lucas. A partir de ese día comenzaron a jugar juntos todos los días después de la escuela sin importar las diferencias económicas que tenían.

Lucas descubrió la verdadera amistad gracias a la generosidad y bondad de Tomás. Con el tiempo, Lucas empezó a valorar más las cosas importantes como la amistad verdadera y la solidaridad en lugar de solo enfocarse en sus posesiones materiales.

Se dio cuenta de que ser rico no solo se trataba de tener muchas cosas sino también de ser bueno con los demás.

Tomás también aprendió mucho durante esa experiencia; comprendió que no hay barreras cuando se trata del corazón y que siempre es mejor dar amor y comprensión sin importar las circunstancias. Desde entonces, Tomás y Lucas se convirtieron en mejores amigos inseparables demostrando que la verdadera riqueza está en el corazón y no en los bolsillos.

Y juntos enseñaron al pueblo entero una valiosa lección sobre la importancia del amor al prójimo sin importar las diferencias sociales o económicas.

FIN.

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