Un lazo de valentía y bondad



Había una vez en un bosque encantado, una pequeña ardilla llamada Simplicia. Simplicia era conocida por ser muy tímida, pero a la vez amorosa y amigable con todos los animales del bosque.

Siempre les llevaba nueces a sus amigos y siempre estaba dispuesta a ayudar en lo que fuera necesario. Un día, mientras Simplicia recogía nueces para el invierno, se encontró con un pajarito herido en el suelo. El pajarito parecía asustado y no podía volar.

Sin dudarlo, Simplicia se acercó lentamente al pajarito y le dijo con voz suave:- ¿Estás bien? Soy Simplicia, la ardilla.

¿Puedo ayudarte? El pajarito miró a Simplicia con temor, pero al ver su mirada tierna y amable, decidió confiar en ella. - Mi nombre es Pichón y me duele una de mis alas. No puedo volar -dijo el pajarito con tristeza.

Simplicia se acercó con cuidado al ala lastimada de Pichón y le vendó la herida con hojas suaves y frescas que había recolectado. Luego lo llevó hasta su madriguera para que pudiera descansar y recuperarse. Los días pasaron y Pichón sanaba poco a poco gracias a los cuidados de Simplicia.

Durante ese tiempo, los dos se hicieron inseparables amigos. Pichón admiraba la sencillez y bondad de Simplicia, mientras que ella disfrutaba de la alegría y las historias del travieso pajarito.

Un día, cuando Pichón por fin pudo volar de nuevo, decidió prepararle una sorpresa a su amiga ardilla como muestra de gratitud por haberlo ayudado. - ¡Simplicia! ¡Ven rápido! Tengo algo para ti -llamaba emocionado desde lo alto de un árbol. Simplicia subió corriendo por el tronco del árbol hasta donde estaba Pichón.

- ¿Qué pasa, amigo? -preguntó curiosa. Pichón extendió sus alas y soltó un montón de plumas coloridas que había recolectado durante sus vuelos. - Para ti, mi querida amiga ardilla. Gracias por tu sencillez timida amorosa amigable -dijo sonriente.

Simplicia quedó maravillada por el gesto de Pichón y juntos celebraron su amistad con risas y juegos bajo el cálido sol del bosque encantado. Desde ese día en adelante, Simplicia ya no se sintió tan tímida.

Haber ayudado a Pichón le dio confianza en sí misma y entendió que la verdadera magia reside en ser uno mismo: sencillo, amoroso y amigable con todos los que nos rodean.

Y así, entre risas y aventuras, la historia de la tímida pero valiente ardilla llamada Simplicia se convirtió en leyenda en todo el bosque encantado donde vivían felices para siempre.

FIN.

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