Un león amigo de un gusano



Érase una vez en la vasta sabana africana, un león llamado Leo. Leo era un león fuerte y majestuoso, admirado por todos los animales. Sin embargo, también era un poco solitario. Si bien disfrutaba de la compañía de otros felinos, sentía que aún le faltaba algo en su vida.

Un día, mientras paseaba por un hermoso prado, Leo se dio cuenta de algo peculiar: un pequeño gusano llamado Gusi estaba intentando escapar de una hoja enorme que lo había atrapado. Leo, curioso, bajó su gran cabeza para observarlo más de cerca.

"Hola, pequeño amigo, ¿qué te pasa?" - preguntó Leo suavemente.

"Hola, gran león. Estoy atrapado y no puedo salir de esta hoja. Estoy muy asustado", respondió Gusi con una voz temblorosa.

"No te preocupes, yo te ayudaré", dijo Leo decidido. Antes de que Gusi pudiera protestar, Leo suavemente usó su pata para despejar la hoja, liberándolo.

"¡Gracias, Leo! Eres tan fuerte y valiente. Yo nunca podría haber hecho eso solo", exclamó el gusano, con los ojos llenos de gratitud.

Así comenzó una extraña pero hermosa amistad entre Leo y Gusi. Cada día, se encontraban en el prado para jugar y hablar. Leo enseñaba a Gusi sobre la vida en la sabana, mientras que Gusi compartía historias sobre el mundo subterráneo y las maravillas de los pequeños seres que vivían allí.

Un día, mientras exploraban juntos, Gusi le contó a Leo sobre un mágico lugar escondido tras las colinas, donde crecía una planta con flores brillantes que concedía deseos.

"Pero hay un problema, Leo. Ese lugar está protegido por un gran zorro que no permite que nadie pase. Siempre he querido ver esas flores, pero no tengo el valor", dijo Gusi, mirando al suelo.

Leo, sintiendo la tristeza de su amigo, decidió que debían intentar llegar a ese lugar. "¡Vamos juntos! Si trabajamos en equipo, podremos superar cualquier obstáculo", dijo Leo, lleno de entusiasmo.

Al llegar al lugar donde vivía el zorro, encontraron una gran barricada de troncos y ramas. El zorro, astuto y rápido, salió de su escondite y dijo:

"¿Qué quieren, grandes y pequeños? Este lugar es solo para mí, ¡no pasarán!"

Leo, decidido a ayudar a su amigo, se acercó. "¡Hola! Somos amigos y queríamos ver las flores de este lugar, son muy importantes para Gusi. Si nos dejas pasar, prometemos no molestar y ser respetuosos."

El zorro se rió. "¿Un león y un gusano? ¿Qué pueden hacer? Etiquetados como el rey de la sabana y un simple gusano, no tienen idea de lo que es poder."

Gusi, con determinación, dijo: "Aunque soy pequeño, con Leo a mi lado podemos lograrlo. ¡No subestimes nuestra amistad!"

El zorro, intrigado por la valentía de Gusi y la grandeza de Leo, decidió ponerles a prueba. - “Está bien, si logran ayudar a mi amigo el búho, que está atrapado en el árbol, les dejaré pasar.”

Leo, emocionado y lleno de determinación, y Gusi, aunque algo asustado, se pusieron manos a la obra. Leo se subió al árbol con facilidad, señalando con su hermosa melena. Y Gusi se deslizó entre el tronco para hablar con el búho. Después de un gran trabajo en equipo, lograron liberar al búho de su trampa.

El zorro, sorprendido, sonrió: "Nunca pensé que un pequeño gusano y un gran león lograrían esto. Pueden pasar, y al día siguiente vengan a ayudarme con otras cosas."

Al llegar al hermoso campo lleno de flores brillantes, Gusi no podía contener su emoción. "¡Lo logramos, Leo! ¡Mirá cuántas flores! ¿Qué deseo pedirías?"

"Nunca había estado tan feliz y no necesito nada para mí. Solo quiero que nuestra amistad crezca siempre" - respondió Leo, sintiendo que había encontrado lo que siempre había buscado.

Luego de un largo día, regresaron a su hogar, más cerca que nunca. El zorro, conmovido por su valentía y amistad, se unió a ellos y así, formaron un nuevo grupo de amigos en la sabana.

Desde ese día, Leo y Gusi aprendieron que la verdadera amistad no conoce de tamaños ni de formas, y que juntos podían enfrentar cualquier desafío, incluso los más inesperados. Siempre había espacio para nuevas aventuras y amigos en su vida, demostrando que la unión y la colaboración son más poderosas que la fuerza bruta.

Y así, el león y el gusano vivieron felices, explorando la sabana y recordando que en la diversidad de sus tamaños y habilidades, había un gran valor. Cada uno tenía su papel esencial en la gran obra de la vida, demostrando que hasta los amigos menos esperados pueden enseñarnos las más valiosas lecciones de amistad y perseverancia.

FIN.

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