Un mensaje de diversidad en la sabana


Había una vez en la sabana africana, una zebra muy especial llamada Zuri.

Lo que hacía a Zuri tan diferente de las demás cebras era que la mitad de su cuerpo era completamente blanco, mientras que la otra mitad estaba cubierta de hermosas rayas negras. Desde que era solo un potrillo, Zuri había sido objeto de miradas curiosas y murmullos entre los animales.

Algunos decían que era extraña y no pertenecía al rebaño, otros se burlaban de ella por ser tan distinta. Pero Zuri tenía un corazón valiente y no permitía que los comentarios hirientes le afectaran.

Un día, durante la época más seca del año, cuando el agua escaseaba en la sabana, todos los animales decidieron hacer una larga caminata hasta el pozo de agua más cercano. El sol brillaba con fuerza en lo alto y el camino era árido y polvoriento.

Al llegar al pozo de agua, descubrieron con horror que este estaba casi seco. Solo quedaba suficiente agua para uno o dos animales como máximo. Pronto comenzó una discusión acalorada entre los animales sobre quién debía beber primero.

"¡Yo debería ser el primero en beber! Soy el más grande y necesito reponer mis fuerzas", bramó el elefante con arrogancia. "¡No es justo! Yo tengo crías pequeñas que alimentar", protestó la jirafa con tristeza. "¡Todos deberíamos tener derecho a beber! No podemos dejar a nadie sin agua", propuso Zuri tímidamente.

Los demás animales estallaron en risas al escuchar a Zuri hablar. "¿Y quién te crees tú para opinar? Eres solo una zebra rara y fea", se burló un antílope malicioso.

Pero antes de que pudieran seguir riéndose, algo increíble sucedió: desde lo profundo del pozo emergió un espíritu ancestral en forma de león majestuoso. El león miró fijamente a cada uno de los animales reunidos allí con sus penetrantes ojos dorados y habló con voz grave:"Escuchen atentamente, queridos amigos.

La verdadera belleza no reside en cómo lucimos por fuera, sino en nuestros corazones y acciones. Este pozo tiene suficiente agua para todos si aprenden a compartir sin egoísmo ni prejuicios".

Los animales se sintieron avergonzados por su comportamiento anterior e inmediatamente dejaron sus diferencias a un lado. Comenzaron a trabajar juntos para sacar agua del pozo y pronto todos pudieron calmar su sed. Desde ese día, los animales comprendieron la lección enseñada por el espíritu del león.

Aprendieron a valorar las diferencias unos de otros y a respetarse mutuamente sin importar cómo lucieran por fuera.

Zuri fue admirada por su valentía al hablar cuando nadie más lo hacía, demostrando así que incluso alguien considerado —"diferente"  podía tener ideas valiosas para compartir. Y así, la sabana africana floreció con nuevos colores de aceptación y diversidad gracias a la zebra única llamada Zuri, cuyo corazón generoso iluminaba todo a su paso.

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