Un Nuevo Amanecer



Había una vez, en un frondoso bosque, una cigarra llamada Clara. Clara era conocida por su hermosa melodía y su alegría contagiosa. Desde que salía el sol, llenaba el aire con sus suaves canciones, y todos los animales la apreciaban. "¡Qué melodía tan hermosa, Clara!" - decían todos los animales, encantados con su canto.

Un día, mientras Clara volaba feliz de rama en rama, hizo un nuevo amigo: un saltamontes llamado Simón. Simón era un poquito más grande que ella y, aunque sus intenciones nunca fueron malas, era un poco torpe. Un día, mientras Clara cantaba en lo alto de un árbol, Simón, al intentar saltar hacia ella, aterrizó de manera inesperada y, por accidente, la aplastó.

Clara, al ver que todo estaba oscuro, cerró los ojos y pensó que su canto ya había terminado. Pero en ese instante, algo mágico sucedió. Clara se dio cuenta de que no todo estaba perdido. El bosque, que siempre había sido su hogar, la rodeaba. Rápidamente empezó a buscar ayuda entre sus amigos.

Clara se arrastró hasta la zona donde vivía Doña Mariquita, una sabia y amable mariposa que siempre ayudaba a los demás.

"¡Doña Mariquita!", - gritó Clara con su voz entrecortada."¡He tenido un accidente! Simón me aplastó y creo que no podré volver a cantar! No sé qué hacer."

Doña Mariquita, mirando a Clara con simpatía, la consoló.

"Clara, no todo está perdido. Tu cuerpo puede recuperarse, pero lo más importante es que tu espíritu y tu música siguen vivos en nosotros. Te ayudaré."

Con mucho cuidado, Doña Mariquita llevó a Clara en su espalda y juntas buscaron a los otros animales del bosque. Al ver a Clara en problemas, todos se unieron para ayudarla. El curioso y travieso tortugo Tomás, la ovejita Lila y el veloz conejo Raúl organizaron una gran fiesta para recaudar los ingredientes que necesitaban para hacer una pócima mágica que ayudaría a Clara a sanar.

La festichola fue un éxito; risas, juegos y arcoíris se multiplicaron en el bosque. Una vez que la pócima estuvo lista, Clara, aunque aún débil, la bebió con mucha esperanza. En poco tiempo, comenzó a sentirse mejor, y lo más maravilloso de todo fue que, poco a poco, empezó a recuperar su voz.

Con entusiasmo y un brillo diferente en sus ojos, Clara empezó a cantar nuevamente. Pero esta vez, su canción no solo hablaba de alegría, sino también de amistad, trabajo en equipo y la importancia de no rendirse. Todos los animales escucharon su hermosa melodía, que parecía reflejar cada uno de sus corazones.

"¡Eres increíble!", - le dijo Simón, arrepentido por su accidente. "Nunca pensé que podrías volver a cantar."

"Gracias, Simón. Aprendí que aunque caemos, siempre podemos levantarnos si tenemos buenos amigos a nuestro lado."

Desde ese día, Clara no solo voló más alto, sino que también hizo de su experiencia una lección para todos. En lugar de cantar solo sobre su felicidad, ahora también incluía canciones sobre superar obstáculos y trabajar juntos. Finalmente, el bosque se llenó de música todos los días, recordando a pequeños y grandes que juntos, podían enfrentar cualquier desafío.

Y así, la cigarra y el saltamontes, a partir de entonces, se convirtieron en los mejores amigos. Juntos aprendieron que la vida puede tener obstáculos, pero también hay formas de levantarse si se cuenta con la ayuda de los demás.

FIN.

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