un nuevo comienzo



Era un día caluroso en el bosque, donde el lobo solía vivir en su cueva. Un día, mientras el lobo estaba buscando algo de comida, un rayo cayó y desató un gran incendio. Las llamas comenzaron a devorar los árboles y, mientras intentaba escapar, se percató de que su hogar se estaba convirtiendo en cenizas.

Mientras tanto, Caperucita Roja estaba de camino a la casa de su abuela, llevando una canasta llena de delicias. Al ver el humo en el aire, se detuvo y alarmada exclamó:

"¡Oh, no! ¿Qué está pasando en el bosque?"

Decidió investigar y corrió hacia la fuente del humo. Cuando llegó, vio que el fuego se había propagado rápidamente y que el lobo estaba atrapado entre las llamas.

"¡Lobo, qué has hecho!" - gritó Caperucita, preocupada.

"No lo sé, Caperucita, sólo estaba buscando comida... ¡Ayúdame!" - respondió el lobo, asustado.

Justo en ese momento, la abuela de Caperucita, que había salido a buscarla, llegó al lugar. Ella, siempre sabia, dijo:

"¡Debemos actuar rápido! Si no apagamos el fuego, el lobo no podrá escapar."

Caperucita y su abuela se pusieron en marcha, buscando agua del arroyo cercano. Al llegar, encontraron al cazador.

"¡Cazador! ¡Ayúdanos! El lobo necesita que apaguemos el fuego" - le gritaron.

"No tengo tiempo para eso, el lobo es peligroso", respondió el cazador, mostrando su escepticismo.

Pero Caperucita, con su corazón lleno de valentía, replicó:

"¡No se trata de si es peligroso o no! Se trata de hacer lo correcto. Todos merecemos ayuda en momentos difíciles".

El cazador, conmovido por las palabras de la niña, decidió cambiar de opinión.

"Tienes razón, Caperucita. No dejaré que el lobo muera aquí. Vamos a ayudarlo."

Juntos, formaron una cadena humana, llevando agua del arroyo y apagando las llamas. Todos trabajaron en equipo, y después de mucho esfuerzo, el fuego fue controlado. El lobo pudo salir de su cueva y, aunque estaba cubierto de cenizas, se sentía agradecido.

"Gracias, todos ustedes. Nunca pensé que me ayudarían", comentó el lobo, con la voz temblorosa.

"No eres sólo un lobo, eres parte de este bosque. Todos merecen una segunda oportunidad", dijo la abuela.

Caperucita miró al lobo y le sonrió.

"Podríamos ser amigos, siempre que elijas ayudar y no hacer daño."

"Haré todo lo posible para ser un buen amigo. Ahora, quiero ayudar a reconstruir el bosque también" - dijo el lobo, moviendo su cola con energía.

El cazador, sorprendido por la transformación del lobo, aceptó ayudarlo.

"Entonces, trabajemos todos juntos. ¡Yo traeré herramientas y los ayudaré!"

Con el tiempo, comenzaron a plantar árboles, construir casas para los animales y limpiar el bosque. El lobo se convirtió en un miembro querido de la comunidad, demostrando que incluso aquellos que una vez fueron considerados como enemigos pueden convertirse en amigos.

Cada vez que el lobo se siente triste o solo, recuerda el día en que Caperucita, su abuela y el cazador decidieron ayudarlo, y eso le infunde valor para seguir adelante. Y así, el bosque creció cada vez más fuerte, lleno de vida y amistad.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!