Un Nuevo Comienzo
Había una vez, en una tierra lejana llamada Senegal, un chico llamado Aissatou. Desde pequeño, soñaba con conocer mundo y vivir grandes aventuras. Un día, escuchó historias de un país llamado España, un lugar lleno de oportunidades. Con un gran deseo en su corazón y un par de sueños en su mochila, decidió embarcarse en una patera, una pequeña embarcación, para iniciar su viaje.
Aissatou llegó a las costas de España con el estómago rugiendo y el corazón latiendo rápidamente. El panorama era diferente, pero la emoción de explorar un nuevo mundo lo mantenía motivado.
Una vez en tierra firme, el mar le había dejado un rastro de nostalgia por su familia, pero Aissatou sabía que debía ser fuerte. Al día siguiente, se inscribió en una escuela de español, donde conoció a Luis, su maestro.
"Hola, Aissatou! ¿Estás listo para aprender español?", le preguntó Luis con una gran sonrisa.
"¡Sí! Quiero hablar como ustedes para poder hacer amigos y encontrar trabajo!", respondió Aissatou con ilusión.
A pesar de lo difícil que era al principio, Aissatou se esforzó cada día, escuchando las lecciones con atención y practicando con sus compañeros. Después de un mes, pudo formular sus primeras frases.
"¡Hola! Me llamo Aissatou. Soy de Senegal." Dijo mientras sus compañeros lo aplaudían.
"¡Muy bien, Aissatou!", exclamó Luis.
Con el tiempo, Aissatou también consiguió un trabajo en una tienda de frutas. Al principio, le costaba entender a los clientes, pero se esforzaba por recordar las palabras y frases que había aprendido en clase, incluso en la frustración. Una tarde, mientras organizaba manzanas, conoció a Carmen, una señora mayor que compraba siempre allí.
"¡Hola, Aissatou! ¿Cómo estás hoy?", le preguntó Carmen con amabilidad.
"¡Bien! Solo un poco cansado, pero feliz de trabajar aquí!", respondió Aissatou.
Carmen notó que Aissatou estaba aprendiendo español y decidió ayudarlo. Cada día le traía pequeñas notas con palabras nuevas y su significado. Aissatou estaba encantado.
"¡Gracias, Carmen! Me ayudarás mucho a aprender más rápidamente!", le dijo Aissatou con una gran sonrisa.
Los días pasaban, y aunque extrañaba a su familia, Aissatou mantenía su optimismo. Una mañana decidió escribirles una carta. La llenó de experiencias, aventuras y sus nuevos amigos.
"Querida familia, estoy en un lugar nuevo, aprendiendo español y trabajando. Los extraño, pero cada día creo que podré ayudarles desde aquí", escribió Aissatou mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.
Un par de semanas después, Aissatou recibió una respuesta de su familia. Su madre le contaba cómo todos estaban apoyándolo en su viaje y le enviaba un abrazo lleno de amor.
Con el tiempo, Aissatou había hecho fuertes lazos de amistad. En su clase, había un chico llamado Ricardo que también era nuevo en el país. Ambos compartían historias de sus países y comenzaron a ayudarse mutuamente con el idioma.
"Aissatou, deberíamos practicar juntos todos los días después de clases", le propuso Ricardo.
"¡Sí! Seremos un gran equipo!", respondió Aissatou emocionado.
Un día, mientras estaban en el parque, vieron un cartel que decía: "Concurso de Talentos: Muestra tu cultura y gana premios!". Aissatou sintió un espíritu de aventura.
"¡Ricardo, deberíamos participar! Puedo mostrar un baile tradicional de Senegal y tú puedes bailar algo de España!", dijo Aissatou.
"¡Sí! ¡Será divertido!", exclamó Ricardo.
Los dos se prepararon durante semanas. Aissatou utilizó su teléfono para ver videos de danza y practicar, mientras Ricardo se encargaba de elegir una canción tradicional de su país. El día del concurso llegó, y Aissatou estaba nervioso, pero también muy emocionado.
Cuando llegó su turno, miró a su alrededor y vio a sus amigos y a Carmen animándolo. Tomó una profunda respiración y se plantó en el centro del escenario. Comenzó a bailar y, a medida que movía su cuerpo, se sintió libre y lleno de energía. Cuando terminó, el público aplaudió con entusiasmo.
Ricardo, al verlo, también brilló en su actuación, y juntos consiguieron una gran ovación. Al final del concurso, no solo ganaron el primer premio, sino que también se llevaron a casa nuevos amigos y experiencias inolvidables.
Aissatou se sintió lleno de felicidad y agradecimiento. Había dejado atrás su hogar, pero había encontrado una nueva familia en España, llena de amigos que lo apoyaban. Y cada día recordaba a su familia con amor, mientras soñaba con el futuro lleno de oportunidades y esperanza.
"¡Los extrañaré siempre, pero sé que un día podré volver y llevarles un pedacito de este nuevo hogar!", susurró mirando al cielo estrellado desde su ventana.
Así, con cada nuevo día, Aissatou continuó esforzándose y creciendo, disfrutando de cada momento de su viaje, porque sabía que la vida era una aventura que valía la pena vivir.
Fin.
FIN.