Un Paseo en el Carrusel
En una hermosa tarde de Navidad, Alma, Paula, Luis, Martina Román, Martina Álvarez, Mari Lola, Helga, Lorenzo y María decidieron pasar un rato divertido en el parque.
Habían escuchado que habían instalado un carrusel navideño y no querían perderse la oportunidad de disfrutarlo juntos. Al llegar al parque, los nueve amigos se encontraron con un carrusel magníficamente decorado con luces brillantes y figuras navideñas. Estaban emocionados por subirse y dar vueltas en él.
"¡Vamos chicos! ¡No podemos esperar para montarnos en el carrusel!", exclamó Alma entusiasmada. "Sí, es una atracción perfecta para celebrar la Navidad", agregó Paula mientras sonreía.
Sin embargo, cuando llegaron a la entrada del carrusel se dieron cuenta de que solo había siete caballos disponibles. Esto suponía un problema ya que eran nueve amigos y no todos podrían montarse al mismo tiempo. Martina Román fue la primera en proponer una solución. "Podríamos turnarnos para montar dos veces cada uno.
Así todos podríamos disfrutar de esta maravillosa atracción". Todos estuvieron de acuerdo con esa idea. Era importante para ellos compartir momentos especiales juntos sin dejar a nadie fuera.
Luego de unos minutos de espera emocionante y ansiosa mientras veían cómo giraba el carrusel con otros niños dentro; era finalmente el turno del primer grupo: Alma, Luis y Martina Álvarez fueron los primeros en subir al carrusel.
Se aferraron a sus caballos mientras las luces brillantes y la música navideña llenaba el aire. Con cada vuelta, sus risas se mezclaban con el sonido de las campanas. Mientras tanto, los otros seis amigos esperaban pacientemente su turno.
Mari Lola, Helga y Lorenzo estaban jugando a las escondidas para mantenerse entretenidos, mientras que Paula y María observaban atentamente a sus amigos disfrutando del paseo. Cuando llegó el momento del segundo grupo, Martina Román propuso algo diferente.
"¿Qué tal si todos subimos juntos al carrusel? Podemos encontrar una forma de acomodarnos en los caballos". Los demás amigos dudaron por un momento, pero luego aceptaron el desafío.
Se acercaron al carrusel y encontraron una manera ingeniosa de montarse todos juntos: algunos se sentaron en los caballos mientras otros se agarraban de las barandas o se colocaban en los espacios vacíos entre ellos. El carrusel comenzó a girar nuevamente con Alma, Luis, Martina Román, Martina Álvarez, Mari Lola, Helga, Lorenzo y María riendo y gritando de emoción.
A pesar de lo apretados que estaban todos juntos en los caballos, no podían dejar de sonreír. La gente que pasaba por el parque quedaba asombrada al ver cómo esos nueve amigos habían encontrado una solución creativa para disfrutar juntos del carrusel.
Algunos incluso les sacaban fotos admirados por su amistad inquebrantable. Después de varias vueltas emocionantes en el carrusel navideño y muchas risas compartidas, los amigos finalmente se bajaron del carrusel.
Estaban agotados pero llenos de alegría y gratitud por haber tenido la oportunidad de compartir ese momento especial. "¡Eso fue increíble! ¡Me encantó montar todos juntos!", exclamó María emocionada. "Sí, fue una experiencia única", agregó Paula mientras abrazaba a sus amigos.
El grupo de nueve amigos aprendió una valiosa lección: cuando estamos dispuestos a encontrar soluciones creativas y pensar en el bienestar de los demás, podemos superar cualquier obstáculo y disfrutar momentos especiales juntos.
La amistad verdadera siempre encuentra la forma de unirse y celebrar la Navidad en compañía de aquellos que más queremos. Y así, Alma, Paula, Luis, Martina Román, Martina Álvarez, Mari Lola, Helga, Lorenzo y María siguieron su camino hacia nuevas aventuras navideñas con el corazón lleno de amor y amistad.
FIN.